La verdad del doping

Laida, una amable lectora de este blog, me invita a escribir algo sobre el doping. He escogido un titular sugerente, pues precisamente es eso lo que pide, que escriba la verdad sobre el doping. De todas formas, y pese al titular, me temo que la voy a defraudar.

Quizás no sea el caso de esta lectora, pero en general, la gente quiere carroña al estilo Jesús Manzano cuando se habla sobre el doping, oír o leer barbaridades, sean verdad o no. Lo único que puedo hacer al respecto, es lo que he afirmado siempre, y además, creo que no tengo otra opción si me acojo al código deontológico periodístico, desgraciadamente algo en desuso cuando se trata de hablar sobre el doping en el ciclismo. Imitando a otros bloggers y/o periodistas podría verter multitud de gravísimas acusaciones sin ningún tipo de prueba, y eso, seguramente saciaría a más de un lector. Pero, ¿qué credibilidad tiene aquello que no podemos demostrar? En mi opinión ninguna.

Más que una opinión, es un hecho constatado que el hombre siempre ha recurrido a productos farmacéuticos para mejorar su rendimiento. Desde que a mediados de la década de los 60 se puso en marcha el control antidopaje, los casos por positivo y las declaraciones de los protagonistas han objetivado que ha habido deportistas que se han aprovechado de las lagunas de la ley para mejorar sus condiciones. De eso no hay duda. Durante un tiempo los casos por positivo fueron escandalosos. Tal y como escribí en “este mismo blog”:http://www.biolaster.com/blog-ciclismo/52, en 1965 casi un 26 % de los controles realizados dieron positivo.

La muerte de unos cuantos ciclistas a finales de la década de los 80 por la incorrecta utilización de la EPO dejó en evidencia su utilización y desde entonces su persecución ha sido continua para evitar tanto la muerte como el fraude de la competición. La ciencia ha hecho todo lo posible para impedir su utilización pero en vista de los casos de hematocrito excesivo y los casos por positivo, está claro que no ha sido suficiente para atajarlo al cien por cien, una utopía por otra parte.

Ante la grave crisis originada por los últimos casos acontecidos (Tyler Hamilton, Operación Puerto, Alexandre Vinokourov, Michael Rasmunssen, etc.) los responsables de este deporte han cambiado de estrategia. Conocedores de los límites del método de detección, han optado por otra estrategia basada en el seguimiento exhaustivo de los parámetros de cada individuo y los controles realizados por sorpresa. Reconozco que tales medidas han limitado de forma importante la privacidad de las personas, pero no son más que las decisiones lógicas de quién tiene que velar por la credibilidad de este deporte. Si se hubiera respetado la normativa anterior, no hubiera hecho falta llegar tan lejos. Además, no es menos cierto que está siendo una metodología mucho más eficaz que la anterior. Los casos por positivo han disminuido notablemente y no alcanzan ni el 0,5 por ciento.

Con el sistema actual es prácticamente imposible burlar la normativa. La mayoría de los ciclistas están atemorizados por un positivo y sus consecuencias (mucho más graves que anteriormente). Los equipos ejercen un control incluso más férreo que la propia UCI. Además, no sólo están bajo la vigilancia de la UCI, sino que la Federación de cada país o el Consejo Superior de Deportes, el Comité Olímpico Internacional o el nacional, incluso los gobiernos autonómicos de cada país tiene poder para realizar los controles antidoping que crean oportunos. Y aunque no sea un dato objetivo, tampoco hay que menospreciar el cambio de actitud que están demostrando no pocos ciclistas en relación al doping.

Por todo ello, creo sinceramente que el ciclismo actual es más limpio que el de épocas pasadas. Existen además, datos que sin que sean concluyentes aportan serios argumentos (velocidad de ascensión, velocidad máxima, desarrollos, comportamiento en carrera, protagonismo de ciclistas….) que justifican la hipótesis expuesta.

Pese a todo, no soy tan ingenuo de pensar que el problema está resuelto (nunca lo estará), porque la presión sobre todos los ciclistas no es la misma, ni todos se comportan con la misma honradez. Pero espero con ilusión que el camino emprendido, largo y duro, ofrezca los frutos que merece este maravilloso deporte.

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