Viendo a Lance Armstrong pedalear, parece que el tiempo se ha detenido. Nada ha cambiado desde que irrumpiera inesperadamente en 1999. Para resumir la etapa de hoy, nos podríamos remontar a Sestrieres 1999, donde aventajó en 31 segundos a Zulle, segundo en la etapa y en París, y en casi minuto y medio a Fernando Escartin, tercero. O a Hautacam 2000 donde el único que se le resistió fue Javier Ochoa, escapado desde el inicio de la etapa; o a Alpe D’Huez 2001, lugar de una de sus mejores exhibiciones con Jan Ullrich derrotado a casi dos minutos en la etapa, y Beloki, tercero, a tres minutos. O a tantos otros puertos en los que Lance Armstrong trituró a todos y cada uno de los adversarios con su molinillo de imitación keniana (dice Michele Ferrari, su médico, que se inspiró en el correr de los kenianos, zancada corta, para lograr más eficiencia en su pedaleo).
Lo único que ha cambiado son los nombres de sus sufridos perseguidores. Se llamaban Zulle, Escartin, Dufaux, Casero, Olano y Virenque en 1999; Ullrich, Beloki, Moreau, Heras, y Botero en 2000 y 2001; Beloki, Rumsas, Botero, Igor Gonzalez de Galdeano, Mancebo y Leipheimer en 2002; Ullrich, Vinokourov, Hamilton, Zubeldia, Mayo y Basso en 2003; Kloden, Basso, Ullrich, Mancebo, Totschnig, Sastre y Leipheimer el año pasado; y serán, Rasmunssen, Mancebo, Valverde, Moreau, Basso, Ullrich, Kloden, Leipheimer.. este año. Pero todos siguen siendo tan incapaces como los del pasado. Nadie podrá con él, sólo alguna desgracia impediría su séptima victoria.
“Página Oficial del Tour de Francia”:http://www.letour.fr
Seguiremos soñando con que alguien o algo consiga batirle un día de estos.
Total, no cuesta nada y sirve para mantener viva la esperanza y la ilusión de que algo cambie.