El Columbia High-road ha logrado tres victorias consecutivas en este Giro de Italia. El viernes ganó Edvald Boasson en Chiavenna; ayer lo hizo Kostantin Sivtsou en Bergamo, y hoy Mark Cavendish en Milán. Las dos primeras victorias no estaban previstas, no porque los protagonistas no tengan nivel para lograr victorias en el Giro o en cualquier otra carrera por muy prestigiosa y disputada que sea, sino porque a priori el esquema del equipo era ayudar al esprinter inglés en las llegadas y a Thomas Lovkvist y Michael Rogers en la general, hecho que limita de forma importante lo que el resto de corredores del equipo pueden realizar para sus propios intereses.
Sin abandonar esos objetivos y restar potencial alguno a esos intereses, el equipo ha sabido aprovecharse de dos corredores que se encuentran en un gran estado de forma (Boassson y Sivtsou) para, junto con la victoria de Cavendish, lograr un hat trick poco usual en el ciclismo. Cualquier equipo se daría con un canto en los dientes por lograr una victoria de etapa en una gran vuelta por etapas. No digamos si consiguen tres y las mismas han sido de forma consecutiva, hecho que multiplica al cuadrado la resonancia de las mismas.
De todas formas no es la primera vez que ocurre en la centenaria historia de la carrera italiana. Sin ir más lejos en 2003 el Fassa Bortolo hizo algo similar con Alessandro Petacchi y Dario Frigo. Petacchi se impuso en Pavia y Asti en la decimosexta y decimoséptima etapa, y Frigo lo hizo en Chianale en la decimoctava.
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