En el Tour de Francia 2009 no hay otro debate que la polémica Armstrong-Contador. Sé que dentro del equipo el ambiente no es ideal, pero seguramente tampoco tan malo como lo quieren pintar algunos periodistas. Y de hecho algunos titulares de muchos medios de comunicación españoles me han parecido fuera de lugar, sin ningún respeto ni por los corredores ni por la profesión de quien lo escribe.
Tras la contrarreloj de hoy, en donde Astana ha ganado con solvencia, las dudas se centrarán en la estrategia que planteará Johan Bruyneel en la primera llegada en alto de Arcalis. Si Alberto Contador contará con total libertad de movimientos, que creo sería lo acertado y lo más beneficioso para el equipo, o por contra, deberá respetar el puesto de Lance Armstrong, que no creo que esté en condiciones de ejecutar las acciones que nos tenía acostumbrados antes de su retirada.
Mientras la gente habla de esas cosas, creo que ha pasado por alto la extraordinaria contrarreloj que ha realizado el Garmin-Slipstream. Con sólo cuatro corredores dando relevos han estado a punto de ganar a todo un Astana. Y ha superado a otros super equipos como el Saxo Bank, que en mi opinión ha estado desequilibrado por la aplastante superioridad de Fabián Cancellara, que ha mantenido el liderato, o el Columbia, que ha acusado el sobreesfuerzo de la víspera.
El trabajo que han realizado David Millar, David Zabriskie, Christian Vandevelde y Bradley Wiggins (Ryder Hesjedal también ha llegado con ellos pero el pobre hombre bastante ha tenido con aguantar a rueda) me parece digno de elogio. Ya antes de la referencia de los 20 kilómetros, sólo quedaban cinco corredores, pero Hesjedal era incapaz de dar un sólo relevo. Casi al igual que hasta entonces, todo el trabajo ha recaído en los cuatro hombres mencionados anteriormente. Eso tiene un mérito impresionante. Cierto que es que se trata de cuatro auténticos especialistas, un equipo que mima con extremado cuidado esa especialidad en todos sus apartados tanto técnicos como de entrenamiento, pero la pérdida de efectivos que ha sufrido prácticamente desde la salida ha sido determinante. En otras circunstancias, con un par de hombres más que pudieran dar algo de respiro a esas cuatro auténticas locomotoras, la victoria hubiera sido inevitable.
Es probable que el papel de los corredores mencionados pueda ser algo discreto en lo que queda de Tour (no conviene olvidar que Vandevelde fue quinto el año pasado), pero el trabajo de hoy, pese a no conseguir la victoria, ha sido sobresaliente. Por encima, incluso, de los ganadores.
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