Cualquiera que pretenda definir lo realizado por Fabián Cancellara en la París-Roubaix de hoy se quedará corto. El diccionario se queda escaso en superlativos. Es imposible juzgarlo en la misma medida de su hazaña. Palabras como impresionante, alucinante, sensacional o cualquier sinónimo no refleja con exactitud lo que se ha podido ver hoy. Cancellara ha llegado a otra dimensión. No es de este mundo. Es un extraterreste.
Su capacidad física y su confianza en sus posibilidades es tal, que minimiza a grandísimos corredores de la talla de Tom Boonen, Thor Hushvod o Juan Antonio Flecha. Comparados con él, el resto de ciclistas parecen mediocres. Hoy se ha permitidos lujos que no se han visto en mucho tiempo. Quizás los mismos que se concedía Eddy Merckx. Tom Boonen, seguramente nervioso por la previsible superioridad del suizo, ha intentado artimañas para que Cancellara cometiera algún descuido y se quedara rezagado. Todo ha sido en vano. Cancellera no ha mostrado el más mínimo signo de preocupación. Se sabía seguro de poder solucionar cualquier contratiempo, por grande que este fuera.
Pero no se ha conformado con eso. A 50 kilómetros de la meta, en la carretera que lleva al sufrimiento del pavés de Mons en Pevele, uno de los tres tramos catalogado con cinco estrella, máxima dificultad de la carrera, ha atacado dejando atónitos a todos aquellos que rodaban junto a él, incluido Boonen, que no daba crédito a lo que estaba viendo. Todos sabían que cualquier ataque del suizo hay que atarlo en corto, que una vez que coge cinco metros de ventaja es imposible alcanzarlo. Tal ha sido la contundencia del ataque de Cancellara que parecía que el resto se iba a dedicar a rendir un homenaje al ciclista más en forma de todo el pelotón.
De allí hasta la meta ha sido un monólogo de Cancellara. Una auténtica demostración de fuerza y técnica. Algo inaudito. Su potencia no se mide por watios sino por caballos de potencia. Ninguna cadena ha sufrido tanta tensión. Los viejos adoquines el Infierno el Norte no recuerdan nada igual. Hoy no han podido oponer resistencia, Cancellara ha volado sobre ellos.
El suizo ha convertido cada una de sus victorias en auténticas exhibiciones que quedará escrita en letras de oro para la historia de este deporte y permanecerán en la retina de los aficionados con un brillo que no se apagará jamás. Cancellara ha logrado que el ciclismo parezca en sus piernas la máxima expresión de la capacidad física del ser humano.
Me ha encantado tu escrito.Como bien dices es muy dificil de explicar lo que hoy hemos visto. Mas de un tratado fisiologico habra perdido credibilidad al comprobar lo que hoy ha hecho esta fuerza de la naturaleza.
Me quedo con tu ultima frase. Y si fuese uno de sus rivales hoy en la carrera estaria dandole vueltas y vueltas a la cabeza a lo que hoy a ocurrido.
Efectivamente parecen carreras diferentes, las de Cancellara y la de los demás favoritos. Y esto hasta cuándo se va a mantener?
Va a ser capaz también de ganar la Lieja-Bastogne-Lieja que en principio parece más acorde a ciclistas que más que potencia absoluta tienen una muy buena potencia relativa a peso?
Caso de que gane la Lieja (y más si lo hace de estas maneras) cabe empezar a plantearse que Cancellara puede ser un candidato a ganar una Gran Vuelta?
Ayer fue una jornada excepcional de ciclismo, el suizo hizo una demostración de fuerza y de clase digna de otros tiempos.
Yo no le veo ganando una grande, pero sí obteniendo mucho triunfos esta temporada. Enhorabuena al ciclista del Saxo Bank y a todos los aficionados!!!!
Un saludo.