Thor Hushovd tiene una victoria guardada en cada carrera que participa. Es difícil que se vaya con las manos vacías. En el Tour de Francia, donde ya ha logrado dos títulos en la clasificación por punto, lleva logrando victorias ininterrumpidamente desde el año 2006 (otras dos antes de esa fecha, una en 2002 y otra en 2004). Tiene ocho en total. En la Vuelta ha logrado la tercera.
Thor Hushovd no es un esprinter al uso. No es veloz. Tiene potencia, no velocidad. Su cuerpo engaña. Con esa envergadura de camión parece que debería aplastar a los pedales y sus rivales. No hay ningún corredor en el pelotón con esa anchura de espalda. Más bien parece un culturista. Sin embargo no es tan explosivo como Cavendish, Farrar o Petacchi. Sin embargo, y pese a su tamaño y peso, es uno de los esprinters que mejor pasa la montaña. Ese es su punto a favor. Basta que falten los ciclistas citados anteriormente para que, seguro, se lleve una victoria allá donde corra.
Hushovd no es un corredor de muchas victorias, pero es una garantía.
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