El invierno no es sólo tiempo de relax y entrenamiento para el ciclista, es sobre todo tiempo de soñar. Todo el mundo repasa la temporada recientemente finalizada y analiza, con mas o menos objetividad, los resultados obtenidos y el rendimiento ofrecido. Y la mayoría espera algo mejor el año próximo.
Quien ha tenido lesiones espera salud. Quien ha logrado pocas victorias espera conseguir más, y quien ha rozado el podium visualiza el cajón e incluso ganarlo. Basta con leer las entrevistas de los ciclistas y todos sueñan con un futuro mejor. Y todos ellos están dispuestos a dejarse la piel para lograrlo, saben que todo pasa por un sacrificio para muchos descomunal.
Joaquím Rodríguez, el ciclista catalán del Katusha, de quien nadie se acuerda que ha finalizado el año en el primer puesto dele ranking de la UCI, sueña con lograr el podium en una vuelta grande y para ello se ha puesto manos a la obra. Su condición de contrarelojista se encuentra en el lado opuesto a su condición de escalador. Así como todo el mundo le reconoce como uno de los mejores en la escalada, los datos demuestran que es uno de los peores en la lucha en solitario. Eso es un gran handicap en el ciclismo actual. En la Vuelta a España cedió la friolera de cuatro minutos y 17 segundos con respecto a Vincenzo Nibali en la crono de 46 kilómetros disputada en Peñafiel. Su retraso en la general final fue de cuatro minutos y 22 segundos.
Rodríguez no ha realizado ta típica campaña de marketing visitando no se qué tunel del viento que normalmente no deja otro resultado que unas magníficas fotos para los periódicos. Se ha ido al velodromo de Horta y ha realizado unos test a cargo del biomecánico Alessandro Mariano el cual ha determinado que no incurrirá en el error que según él comete la mayoría de la gente: despreciar una posición natural en beneficio de la aerodinámica, que no siempre asegura un mejor resultado. Según el especialista italiano es negativo someter a un escalador de 55 kilos a una posición aerodinámica de un especialista contra el crono, por tanto, se ha decantado por una posición no tan aerodinámica pero que le permita desarrollar toda la potencia al ciclista catalán, algo similar a lo realizado por los hermanos Schleck cuando se pusieron en manos del gurú de Specialized Andy Pruitt.
Joaquim Rodríguez está convencido de tener un margen de progresión importante en esa área muy poco trabajada por su parte hasta el momento. Los resultados, de momento, pertenecen al reino de los sueños.
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