El año pasado fue Fabian Cancellera. Hace dos Mark Cavendish, o para algunos Heinrich Haussler que, quizás fuera la sorpresa más agradable de la temporada. En 2008 Alberto Contador. Este año es probable que el hombre del año sea Matthew Goss. Va camino de ello.
Es muy difícil decidir quien es el corredor de cada temporada. No tiene porque ser aquel que gane más carreras, ni quien gane el Tour de Francia o cualquiera de las otras grandes. Es obvio que no todo el mundo estará acuerdo con la elección, porque además de las victorias han de contar la progresión, el trabajo, la capacidad de sorpresa, la edad, y otras características. Pero al margen de lo que ofrezca la temporada, no hay duda que hasta el momento Goss se ha convertido por derecho propio en el protagonista principal. Sobre todo tras su, en cierta medida sorprendente, victoria en la Milán-San Remo, la primera grande de la temporada.
Nunca es fácil salir de la estela de Mark Cavendish, acostumbrado a todos los derechos y a ninguna obligación. Quienes has osado a tratarle de tu a tu han terminado dejando el equipo. Quizás ocurra lo mismo con Goss, ahora con los honores de un gran corredor. Lo ha demostrado sobre todo en la San Remo, donde se ha manejado como un auténtico experto. Dice Mark Cavendish que Goss es muy bueno en todos los movimientos del esprint, quizás demasiado y ponía un ejemplo: yo, decía el británico, jamás abandonaría la rueda de Mark Renshaw en el esprint, es quien me guía a la perfección. Goss, en cambio, se vale por si sólo. Pues no le ha venido nada mal esa cualidad. Ha sido decisiva. De los ocho elegidos que ha dejado el Poggio ha sido quien mejor ha leído la carrera. Su única opción pasaba por el esprint, pero sin compañeros no era fácil garantizar esa situación. Allí estaban ansiosos por impedirlo Fabián Cancellara, Phillipe Gilbert, Yoann Offredo y Vincenzo Nibali, que han atacado en la corta distancia que separa el Poggio de la meta de San Remo. Goss se las ha ingeniado para atajar todos esos ataques. Ha respondido a Cancellara sin dejarle un centímetro, que hubiera sido suficiente para otra gran victoria del Suizo. Luego ha arrancado Gilbert, y también ha salido a por él y aunque no ha podido cogerle rueda ha animado a Pozzato a hacerlo, abortando así un ataque que parecía decisivo.
Llegado el esprint, con el corazón a punto de reventar y las piernas en un tris de estallar, sin más fuerza que la propia inercia, Matthew Goss ha superado a Cancellara y Gilbert, demostrando que en algunas carreras podrá estar a su altura, o sea, en lo más alto.
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