Cualquiera diría que habiendo ganado dos Giros de Lombardía, y otras tantas Amstel Gold Race, Paris-Tours y Het Volk, dos etapas en la Vuelta a España, otra en el Giro y otras muchas carreras a lo largo de una vida profesional, cualquier ciclista se daría con un canto en los dientes. La mayoría sabe que ese palmarés sólo pertenece a los extraordinarios. Pues ese palmarés pertenece a Philippe Gilbert, uno de los mejores clasicómanos de la actualidad y camino de convertirse en uno de los mejores de la historia. Y resulta que para el ciclista del Omega-Pharma no es suficiente, aún le queda, al menos, un sueño que realizar: la Lieja-Bastogne-Lieja.
No es de extrañar que Gilbert tenga ese sueño, porque más que un sueño, la Liege es su vida, el motivo por la que es ciclista. Todo comenzó allí. Su vida en Remouchamps, al pie del puerto más mítico de la Lieja, un 5 de julio de 1982. Y la vida ciclista comenzó en La Redoute, un 19 de abril de 1992, cuando sólo contaba con 9 años.
Acudió junto con toda su familia a las empinadas rampas de La Redoute, lugar emblemático de la Lieja. Es fácil imaginar al pequeño Gilbert, inquieto, excitado esperando a los corredores. Sus ídolos. Tras una larga espera, pasó por allí un corredor corpulento llamado Dirk De Wolf, que luego resultó ser el ganador. Gilbert quedó atrapado por aquella imagen que aún guarda con nitidez en su retina y una vez declaró que desde aquel día la Lieja-Bastogne-Lieja tiene “un lugar muy especial en mi memoria. Ganar esa carera es mi verdadero sueño”.
Desde aquel día Gilbert no ha perdido el tiempo. Dejó los estudios siendo amateur. Quería ser profesional. Apostó fuerte por su pasión. Todo o nada. Todo riesgo. Nada ha sido fácil. Pese a su juventud se ha hecho esperar. Es lo malo de ser precoz. Pero finalmente ha llegado el momento de hacer realidad su sueño: ganar la Lieja.
Pues dado que no voy a poder ver la carrera nos la puedas contar a traves de Twitter como alguna clasica anterior.