Acaba de comenzar el Tour de Beijing en la que el alemán Tony Martin ganó la primera etapa contra el crono, y el australiano Heinrich Haussler la segunda. No son noticias. Martin es el actual Campeón del Mundo de la especialidad y uno de los mejores del mundo, si no el mejor. Y Haussler, pese a pasarse casi toda la temporada en blanco (sólo dos victorias en Qatar) también es uno de los grandes. Lo importante es la vuelta en sí. Por una parte, porque es un claro signo de la globalización que vive este deporte, y un paso más en ese compromiso. Y por otra, porque también es un claro ejemplo del acuerdo de paz que han firmado la UCI y ASO.
La Unión Ciclista Internacional se planteó hace tiempo el globalizar el ciclismo. Comenzó por Australia y la apuesta ha salido redonda. Australia es en la actualidad el mejor vivero de ciclistas. Cuentan, además, con una prueba Pro Tour y el año que viene tendrán un equipo en la élite. En tan poco tiempo no se puede pedir más.
Ahora, han apostado por China. Y los motivos son múltiples. Con el potencial que tiene ese país, a poco que se lo tomen en serio al cabo de unos pocos años puede haber corredores chinos luchando por cualquier carrera. Lo hacen en otros deportes, ¿por qué no en el ciclismo?. Por otra parte, el mercado chino no tiene parangón en el mundo, y por último, es casi el único país que no vive atrapado en la crisis económica mundial, por tanto, es el mejor sitio para buscar empresas que se quieran dar a conocer en otros lugares donde el ciclismo cuenta con un respaldo importante. Todo eso debe dar sus frutos en breve.
También queda patente en la Vuelta a Beijing, que la UCI y la ASO han limado asperezas. Hasta hace bien poco tanto la Federanción Internacional como la organizadora del Tour de Francia se disputaban el poder del ciclismo, ahora la UCI ha claudicado ante el potencial económico de la empresa francesa y van de la mano. La UCI ha otorgado categoría World Tour a una prueba recién nacida, y la ASO ha tomado las riendas de la organización. Es un buen acuerdo para ambos, la UCI puede proseguir con su objetivo de globalización y la ASO seguir amasando dinero.
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