Escaladores que casi ganan un esprint masivo, lanzadores que se imponen a los esprinters, ganadores o corredores que han estado en el podium que se quedan a las primeras de cambio…..es duro decirlo pero esta Vuelta al País Vasco está faltando a su tradición. Es, seguramente, de las más flojas de los últimos años.
Estoy seguro que no habrá un solo corredor en el pelotón que piense lo mismo. Lo sé. La percepción de la realidad dentro y fuera del pelotón es muy diferente, y sé perfectamente que la real es la de ellos. Lo sé. Los espectadores, que al fin y al cabo somos todos aquellos que no damos pedales, no tienen, auque digan que sí, ni la menor idea de lo que se sufre ahí dentro. Pero también se que si los corredores repasaran los ganadores de los años anteriores convendrían en que no ha habido edición alguna con un perfil tan bajo de los corredores. No es una opinión. Revisar los datos, y veréis.
El ganador de hoy, Daryl Impey, es un ejemplo. Vaya por delante que me alegro por su victoria porque hace tres años estuvo a punto de morir por la actitud salvaje de Theo Bos, un corredor holandés que lo arrojó intencionadamente contra las vallas en la última etapa de la Vuelta a Turquia que el surafricano estaba a punto de ganar. Impey estuvo dos meses postrado en la cama por las fracturas de vértebra que sufrió y sobrevivió a base de dieta líquida por haberse roto también la mandibula. Era hasta hoy lo más destacado en su palmarés.
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