Este Giro de no tendrá ganador, no hay favoritos de entidad, ninguno lo merece. No hay un solo argumento para hablar en favor de nadie. Pero quizás por eso, por ser mas abierto, puede resultar más espectacular que nunca, porque es probable que sea una carrera sin un control férreo, loca desde la salida hasta la llegada, con altibajos y resultados inesperados. Su nivel, eso sí, será otra cosa
Dicen los psicólogos que el pensamiento se divide en categorías generales: el pensamiento analítico y el intuitivo. Creo que en este Giro habrá que analizar a sus posibles protagonistas desde el pensamiento intuitivo, porque si lo hacemos desde un punto de vista racional, nos podemos encontrar con un vacío absoluto.
Este Giro, pese a ser más humano o no tan salvaje como los anteriores, lo debe ganar un escalador. Hay seis finales en alto y poca crono, solo 40 kilómetros porque los otros 32 serán por equipos, una opción mucho mas llevadera para los no especialistas. Por descarte y, por intuición, Michele Scarponi puede ser la referencia principal. Es junto con Joaquín Rodríguez, del único que se puede afirmar algo positivo. Es quien mejores datos recientes ofrece, hecho que resume su progresión en la carrera. Fue cuarto hace dos años y segundo la edición anterior, aunque la descalificación de Contador lo convierte en el ganador de 2011, titulo que recibirá el día en que se ponga la carrera en marcha. Es cierto que otro teórico aspirante, Ivan Basso, ha ganado la carrera en dos ocasiones (2006 y 2010), pero es tan pobre la imagen que ha ofrecido esta temporada que se me hace imposible verle de ganador ni tan siquiera en el podium. Ha tardado hasta Romandía en decidir si correría el Giro, sin duda una clara señal de su pobre condición física. Aunque nunca es bueno estar demasiado en forma en las carreras previas, me niego a pensar que su progresión le permita disputar la carrera en condiciones, muy fulgurante tendría que ser su evolución.
Confío mucho más en Joaquín Rodríguez, quinto el año pasado. El catalán acudirá con la tranquilidad de llevar en el zurrón cuatro victorias importantes. Pese a ser un escalador puro, los puertos largos no son su mejor aliado, pero también sabe desenvolverse con soltura en ellos, y viendo la participación que hay debería confiar en algo grande.
Hay muchos mas nombres, claro, pero con eso poco se consigue. Estará Frank Schleck, tercero en el Tour de Francia pasado, pero no esta preparado ni mental ni físicamente. Acudirá a la carrera en sustitución de Jakob Fuglsang, que se lesionó en Romandía, e inmerso en una crisis en el seno de su equipo.
Por citar nombres se pueden mencionar a Roman Kreuziger (sexto el año pasado), John Gadret (cuarto), Rujano (tercero en 2005), o Pozzovivo dominador del Giro del Tentino hace dos semanas. Pero ni por pensamiento analítico ni por intuición me atrevería a decir que pueden ser los ganadores de una carrera que siempre exige a su ganador más entidad que la que pueden ofrecer estos últimos.
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