Pues va a ser que no! Que no serán dos sino tres los hombres que lucharán por la victoria final de la Vuelta a España. Es una gran noticia, cosa que ocurre cada vez que se dan resultados inesperados. Porque, ¿quién podría esperar que Joaquím Rodríguez se fuera a clasificar en séptima posición en una crono de casi 40 kilómetros? Solo él que como dije ayer se ha creído definitivamente que puede ganar la Vuelta.
El único argumento que podría justificar la excelente crono del líder de la carrera es aquella que defiende que un corredor cuando está al ciento por ciento y se está jugando algo muy importante, es capaz de superar hasta sus propias deficiencias. El ejemplo más claro es Marco Pantani, que en el Tour de Francia de 1998 que ganó se clasificó en tercera posición. O Gilberto Simoni que en el Giro de Italia de 2001 fue segundo superando incluso a todo un Campeón del Mundo de la especialidad como Abraham Olano.
Sea cual sea la razón, la cuestión es que hay tres hombres de características y condiciones similares en un pañuelo ante un recorrido que se antoja excitante por todo lo que tiene que decidir. Afortunadamente no hay más cronos y aún quedan cinco finales en alto. La Vuelta jamás había tenido tanta intriga.
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