Además de un rastro indeleble en el ciclismo, Fabián Cancellara se marchará con un tramo con su nombre en la Strade Bianche amén de haberla ganado por tercera vez el pasado sábado. Fue una victoria preciosa, en la que tuvo que conjugar todas las características que exige una victoria de ese calibre. Tuvo fuerza para seguir las embestidas de Peter Sagan; inteligencia para no quemarse en la estrategia del Ettix-QuickStep, y la habilidad técnica para no dejarse sobrepasar por Stybar en las curvas de Siena.
Esa victoria demuestra lo que es y ha sido Cancellara, un ciclista total que ha sobrepasado con creces la etiqueta de clasicómano. Con tres Tour de Flandes y otras tantas París-Roubaix ha sido uno de los reyes del pavés de la última década, título que solo se lo puede discutir Tom Boonen (3 Flandes y 4 Roubaix). Pero Cancellera ha dado mucho más al ciclismo. Ganador de una Tirreno-Adriático y una Vuelta a Suiza, 4 mundiales contra el crono, 7 etapas en el Tour de Francia (y 28 días de amarillo), tres etapas en la Vuelta, una Milán-Remo etc…, no es fácil encontrar un ciclista que abarque tanto. Además, el suizo ha tenido el don innato para saber llegar a la gente. Por su esfuerzo y por ser extrovertido, ha llevado éste deporte a muchos rincones del globo. Ha sido uno de los líderes naturales del pelotón, aunque no siempre del gusto de todos.
Del infortunio de la temporada pasada parece no quedar secuelas, salvo la prudencia de saber que la mala suerte puede golpear en cualquier adoquín, pero todo hace indicar que si no le ocurre ningún contratiempo Cancellará saldrá por la puerta grande para instalarse en el olimpo de los dioses de este deporte.
También pasará a la historia como el primer ciclista sospechoso de usar doping mecánico. No os olvideis