Los aficionados belgas (mayoritariamente) y holandeses pueden seguir bebiendo cerveza los fines de semana por la tarde disfrutando de un deporte que sigue levantando pasiones en aquellos países: el ciclo-cros. Parecía que con la retirada de Sven Nys, sin duda el mejor corredor de todos los tiempos, el deporte invernal acusaría el vacío que ha dejado una estrella sin parangón. Pero, como si se tratara de un capricho reservado a los momentos de necesidad, el ciclo-cross internacional tiene la capacidad de renovar a sus campeones y mantener intactas todas su expectativas. Siempre ha sido así.
Desde los años ochenta el ciclo-cros es un coto privado de los belgas y holandeses. Al principio fueron el belga Roland Liboton y el holandés Hennie Stamsnijder los encargados de levantar pasiones entre ambas aficiones. Se lo llevaron todo. Campeonatos del Mundo y el Superprestigio, una Challenge puntuable con carreras a lo largo de la temporada que aún se disputa.
Hasta la llegada de Sven Nys en 1999 a la Elite y establecer un dominio casi absoluto tanto de él como de Bélgica, el resto de países como Chèquia, Suiza o Italia se apresuraron a llenar el vacío que dejaron belgas y holandeses. Fueron los años dorados de Radomir Simunek, Daniele Pontoni, o Daniele Bramati. Pero fue Adrie Van der Poel, quien con el ansiado título de Campeón del Mundo en 1996 (había sido 5 veces Sub-campeón) dio el pistoletazo de salida a una lucha que perdura hasta estos días entre Bélgica y Holanda. Entre los belgas Mario de Clercq y Erwin Vervecken y los holandeses Richard Groenendaal y Adrie Van der Poel el ciclo-cros obtuvo una dimensión hasta entonces desconocida que, poco después, Sven Nys se encargó de elevarlo a la categoría de arte. Nunca se había visto nada igual durante tanto tiempo. Es el único que habiendo batido a Adrie Van der Poel en sus inicios, también lo ha hecho con el hijo de éste al final de su carrera. Entre medias, Richard Groenendaal o Lars Boom se las veían y deseaban por hacer lo imposible: batir a Sven Nys, hecho que prácticamente solo consiguieron en el Campeonato del Mundo, carrera a la que llegaba justo por haber disputado todo desde el inicio de la temporada. Nys logró dos títulos mundiales, al igual que Bart Wellens, corredor que se tuvo que conformar con realizar toda su carrera a la sombra del caníbal de Baal., y uno menos que el checo Zdenek Stybar.
Con la retirada de todos ellos casi en grupo, la especialidad invernal se enfrentaba a la difícil tarea de llenar el hueco dejado por unos corredores que han marcado una época, pero el problema parece haberse subsanado de inmediato y para mucho tiempo. En las dos últimas temporadas ha destacado dos niños que prometen no defraudar el legado de sus antecesores. Con Mathieu Van der Poel y Wout Van Aert, el ciclo-cros está a salvo.
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