Al margen de la tiranía con la que ejercen su poder los organizadores del Tour de Francia, sería una estupidez negar la importancia que tiene su carrera. El Tour de Francia es la prueba más importante del Mundo. Eso no se discute. Por eso, cuando se acerca el mes de julio los aficionados, pero sobre todo los ciclistas, sienten un cosquilleo que tiene su origen en los sueños de la infancia. Prácticamente todos los corredores se han imaginado ganando el Tour, alguna etapa o inmersos en una escapada que les llevaría directamente a la gloria. Todos saben que cualquier logro en el Tour de Francia cobra una dimensión inimaginable y por ello son capaces de hipotecar casi toda la temporada por la carrera francesa.
Los incrédulos de este deporte lo reducen todo al doping, pensando que recurriendo a los productos prohibidos cualquiera puede llegar a la élite e incluso sobresalir entre los mejores especialistas del Mundo. Esa visión nada tiene que ver con la realidad. Cualquiera que haya practicado deporte a un nivel medio-alto sabe que por mucho talento que tenga uno, el resto de detalles, por insignificantes que parezcan, cobran una importancia vital para rendir al ciento por ciento. Tal y como dijo Lance Armstrong “every second counts” “(escribió un libro con ese título)”:http://www.amazon.com/Every-Second-Counts-Lance-Armstrong/dp/0385508719.
Y este año parece que todos esos elementos que cada uno habrá tenido o tendrá que tener en cuenta (nutrición, entrenamiento, descanso, calendario, equipo, estrategia de carrera, intuición, suerte…..) recobrarán una importancia fundamental porque nadie, absolutamente nadie, goza de la condición de gran campeón. Para empezar ninguno de los favoritos ha ganado nunca el Tour, y además ninguno de ellos está en posición de asegurar que dando el ciento por ciento tendrá asegurada la victoria. Esa es una condición que sólo poseen los grandes campeones. Si Miguel Indurain, Lance Armstrong o Eddy Merckx eran capaces de desarrollar todo su potencial la victoria era, sin duda, de su propiedad, independientemente de los adversarios que tuvieran o del recorrido que deberían de superar.
Por todo ello el abanico de posibilidades y de favoritos es más abierto que nunca, y dependiendo de los puntos de vista se pueden nombrar hasta una docena de nombres con posibilidades de victoria (algunos más que otros). Los nombres de Cadel Evans, Alejandro Valverde, Denis Menchov, Damiano Cunego, Carlos Sastre, Frank y Andy Schleck, Francis Moreau, Robert Gesink, Kim Kirchen, o la nueva estrella Roman Kreutzinger aparecen en numerosas quinielas que estos días realizan los aficionados. En los próximos días iremos desgranando las posibilidades que, a nuestro humilde entender, tiene cada uno de ellos.
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