El ciclismo es un deporte donde la tradición tiene un peso excesivo. Eso creo yo. Hay costumbres difíciles de romper. Cuando a mediados de los ochenta aparecieron los pedales automáticos inventados por Look, empresa que patrocinaba al equipo de Greg Lemond y Bernard Hinault, la mayoría de los ciclistas fueron reacios al cambio. Poco más tarde, en 1989, Greg Lemond incorporó un artilugio que utilizaban los triatletas para mejora, decían, la aerodinámica. Pocos lo creyeron, pero fue decisivo para que el americano ganara por tercera vez el Tour. Además, con el margen más pequeño que se conoce hasta el momento, ocho segundos.
Pero al margen del material ha habido otros muchos hábitos que por malos que sean perduran en el tiempo. El estatus de los jefe de filas es un ejemplo. Se ha podido comprobar en más de una ocasión, como un líder de un equipo que ha sido atacado por sus adversarios se ha encomendado en su totalidad a la labor de sus compañeros de equipo sin que él haya dado un sólo relevo. Es una actitud que nunca he entendido y que desde la lógica más elemental es difícil de hacerlo.
Tampoco he comprendido la actuación del Rabobank. Al poco de bajar el Tourmalet el Columbia animado por una posible victoria con Kin Kirchem se ha puesto a tirar para echar abajo la escapada de Pierrick Fedrigo, a la postre vencedor de la etapa, y Franco Pellizotti. Lógico. Poco más tarde lo ha hecho el Caisse d’Epargne porque contaba con José Joaquin Rojas. Y con algo más de demora el Rabobank, que contaba con la casi total garantía de Oscar Freire. Hace unos días decía que este no era el Tour del Rabobank, ni lo será si siguen actuando de esa forma. El dúo de cabeza ha llegado con una ventaja mínima, 34 segundos. Una ventaja que se podía haber reducido si el Rabobank hubiera trabajo con todos sus efectivos, incluido Denis Menchov. El ruso ha dado cuatro relevo en los últimos 5 kilómetros, pero si hubiera dado ocho en los últimos diez quizá el Rabobank contaría ahora con una victoria de etapa que no le vendría nada mal para tranquilizar los nervios. Y no creo que por esos relevos Denis Menchov hubiera perdido las posibilidades que tiene en la general que no se si son para hacer podium, clasificarse entre los cinco primeros o los diez mejores. Pero si tiene miedo a dar unos cuantos relevos en el llano no creo que pueda optar a grandes logros.
El hecho es que Rabobank ha dejado escapar una oportunidad de oro para ganar una etapa por seguir la tradición de una mala costumbre.
En un comentario anterior escribi que analizando el recorrido de este tour y pese a que las etapas de los pirineos a priori destacaban por carecer de la dureza a la que nos tenia acostumbrados me parecia que a la postre se convertiria en un tour mas nervioso y abierto en el que las tacticas jugarian un papel determinante.
Hoy y despues de que la caravana ciclista haya finalizado su periplo por los colls pirenaicos ,no lo tengo tan claro. Creo que el resultado no ha sido el que la organizacion ni la aficion ni tan siquiera los ciclistas esperaban. Creo que se esperaba algo mas. Entiendo que por parte de la organizacion se puedan perseguir dos objetivos .Uno el de mantener la carrera y la lucha por el amarillo viva hasta las etapas finales y eso se ha conseguido y otro el de contribuir en la elaboracion de un recorrido que no implique la dureza extrema que se ha buscado en otras ediciones apoyandose en las voces criticas que justificarian en mayor medida la utilizacion de sustancias para mejorar el rendimiento para hacer frente a tan ”crueles”etapas.
Hasta aqui de acuerdo ,pero no creo que sea necesario traer la carrera a los pirineos si de antemano se elimina totalmente la opcion de probar sus fuerzas a los favoritos colocando los finales de etapa tan lejos de los pasos de montaña.Creo que es como tener el caramelo pero no poder comerlo.
Creo que se podia haber mantenido el interes de la carrera y las espadas en alto en otro tipo de recorrido en el que a pesar de no haber puertos tan duros el recorrido hubiera invitado en mayor medida al uso de las tacticas de equipo y se hubiera dificultado algo mas el control de la carrera por parte de un equipo.
Creo que muchos corredores,al igual que los aficionados, se van de los pirineos sin saber como estan realmente y con las mismas dudas que podian tener antes de este fin de semana.Muchos de ellos,los mas fuertes,probablemente no han sobrepasado sus umbrales superiores de rendimiento los cuales ademas de no sobrecargar se deben estimular cada cierto tiempo para no perder ese pico de forma optimo tan dificil de conseguir y de mantener.Creo que no me equivoco en gran medida si digo que unos cuantos corredores han estado ”entrenando” en los pirineos este fin de semana.