La Vuelta al País Vasco ha tenido un ganador inesperado lo que siempre es bueno para el ciclismo. Antes de iniciar la carrera nadie contaba con Chris Horner, un americano de filosofía dudosa y 38 años que siempre ha desempeñado labores de gregario aunque podría haber sido un líder. No lo ha querido. Horner es un ciclista diferente, con filosofía propia que para nada casa con el perfeccionismo profesional de la mayoría. Clase tiene, pero no lo ha aprovechado, pero tampoco se arrepiente, él vive su vida.
Horner era un ciclista con un potencial enorme, pero le faltaba oficio. Debutó en el Nutrafig en 1995 y en su segundo año profesional coincidió con Alain Gallopin, por entonces director de La Francaise des Jeux, que se quedó sorprendido del nivel de aquel americano. Lo fichó de inmediato, aunque Marc Madiot, que fue a recogerle al aeropuerto de París casi se arrepintió de inmediato. Horner era justo lo contrario de lo que en Europa se entendía por un ciclista profesional. Era un bohemio acostumbrado a recorrer Estados Unidos en un autobús de carrera en carrera. Las ataduras no iban con él, y no cuajó en el ciclismo Europeo. Regresó a Estados Unidos y pese a que dominaba la mayoría de las carreras duras, sentía una deuda con el ciclismo verdadero, el de Europa. Estaba tan convencido de poder saldar esa deuda que se separó de su mujer y sus tres hijos por correr el Tour de Francia y triunfar en Europa. No lo ha hecho a lo campeón, su palmarés sólo cuenta con un par de victorias de prestigio, pero es uno de los pocos ciclistas capaces de desmembrar un pelotón cuando la cosa se pone seria.
Así seguirá pese a su victoria en la Vuelta al País Vasco, 38 años son demasiados para cambiar de vida y de filosofía. Pero él seguirá siendo feliz.
“Página de la Vuelta al País Vasco”:http://vueltapaisvasco.diariovasco.com/
Sin entrar a comentar las excentricidades de este gran corredor, que son muchas, algunas de ellas muy curiosas y divertidas, lo que es inegable es su pasion por el ciclismo y de esta pasion hace gala constantemente atraves de sus numerosas cronicas a un periodico de Oregon en las que narra con maestria muchas de sus vivencias dentro y fuera del peloton. La forma en las que narra las carreras es muy grafica y llena de detalles (hasta incluyen los datos de su SRM)lo que hacen que su lectura sea una verdadera delicia.