Si las cosas siguen así, y no parece que en la última semana vayan a cambiar mucho, Juanjo Cobo puede ser el sorprendente vencedor de la Vuelta a España. Pero no es la única sorpresa. Hay muchas, demasiadas.
La historia dice que cada vuelta grande tiene algún cliente inesperado entre los primeros, una sorpresa que ni el más avispado podía pronosticar. Eso es bueno. Creo. Pero no creo que sea tan positivo que la carrera entera en sí, se convierta en algo extraño. En esta vuelta están ocurriendo casi cosas paranormales que son imposibles de razonar. Yo no llego a entenderlas, o no las puedo argumentar.
Aunque la historia del ciclismo es larga y me podría equivocar, me atrevería a decir que jamás en la historia de una grande ha habido tantos corredores en los primeros puestos de la general que habían hecho tan poco como en esta edición. Lo mejor que ha hecho Cobo en una grande es el 10º puesto en la Vuelta de hace dos años. A Chris Froome no se encuentra en esos puestos ni en las vueltas pequeñas. Wiggins, ha sido cuarto en el Tour. El mejor puesto de Mollema es un 12º en el Giro del año pasado. Maxime Monfort fue 11º en la Vuelta de 2007.
Por el contrario el mejor de los teóricos favoritos, Vincenzo Nibali, se encuentra en el puesto 8º (aunque Menchov está el 6º) y es casi seguro que ninguno de ellos entre ni tan siquiera en el top-5. Algo inaudito. Los favoritos han fallado estrepitosamente. Todos ellos, no se salva ninguno.
Soy de los que piensa que en el deporte es bueno que no se cumplan todos los pronósticos porque cualquier resultado predecible resta interés por el evento, pero lo de esta Vuelta escapa a todo tipo de raciocinio.
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