Aunque los incrédulos sigan pensando que el ciclismo no tiene remedio, nada es como era. Ni lo será. Ni debe serlo. Hay quienes argumentan, sin embargo, que pronto llegará el dopaje genético y que, de nuevo, todos los controles actuales servirán de poco. Que el ser humano, como siempre, volverá a caer en la misma piedra. Yo, que quieren que les diga, soy optimista.
Soy optimista porque más allá de los controles hay un cambio de actitud en los corredores. Un comportamiento que jamás ha existido. Antes, todos ansiaban entrar en el juego prohibido y despegar como un meteorito en busca de fama y dinero. Ahora, aunque haya sido de forma obligada, se ha extendido, afortunadamente, otra cultura: la de la limpieza. Hay un compromiso serio por parte de todos por el juego limpio, e incluso parece que hay una competición para ser el más limpio. A la menor sospecha de dopaje son los propios equipos los que despiden a los corredores, no como antes, que como acaba de reconocer Danny Nelissen su propio equipo, el Rabobank, le proporcionaba sustancias prohibidas. Los confesos son vistos casi casi como apestados, y es una ínfima parte del pelotón la que se arriesga al juego sucio.
Existen, además de los controles objetivos, otros métodos indirectos que pueden indicar el uso de sustancias prohibidas. La potencia desarrollada por cada corredor, las velocidades medias, el VAM (velocidad de ascensión media en metros hora), son indicadores que si estuvieran más allá de lo humanamente posible harían saltar las alarmas y enseguida pondrían la sospecha en el protagonista. Hay que estar alerta a cualquier tipo de cambio sospechoso y hacer un seguimiento exhaustivo.
Soy optimista porque cada escándalo de dopaje ha supuesto una paso más en el camino correcto. Y han sido tantos que el cambio ya no tiene vuelta atrás. El affaire Festina supuso el primer gran giro de rumbo, sobre todo en Francia. Algo similar ocurrió con la Operación Puerto en España. Que por cierto, aún está sin juicio, qué qué vergüenza!!. En Italia los castigos de hombres de referencia como Basso o Danilo Di Luca, también han tenido sus consecuencias positivas. O el escándalo de Vinokourov en los corredores del Este. Pero así como la llegada de Lance Armstrong supuso un fuerte espaldarazo para globalizar el ciclismo, su caída debe suponer el golpe definitivo al dopaje. El mundo tiene que saber que tarde o temprano los tramposos caen y que no merece la pena llegar al Olimpo si luego se tiene que vivir eternamente en el infierno.
La medición de la velocidad media y los tiempos de subida no son nada nuevo. Iban Mayo subió el Mont Ventoux en 55 minutos y 49 segundos y con ¡33º centígrados! Desde luego que está más allá de lo humanamente posible, pero claro, Iban Mayo era muy bueno. “Naturak emandako ukitu berezia dauka Arratiako Printzeak” y chorradas así no sé cuantas veces habré oído. ¿Saltaron las alarmas? Ni cuando la espantada de Losa saltaron las alarmas para los periodistas. Y el jefe máximo del Euskaltel sigue siendo el mismo y sin recibir ninguna crítica por parte de ningún periodista por tener aquel médico. Y así nos va. De vez en cuando palmaditas a Manolo Saiz y a seguir con la fiesta.
¿Es humanamente posible que un tío con 38,5 tacos pueda subir al pódium del Tour tras tres años alejado del ciclismo profesional masculino de carretera? Porque el otro día te oí que Armstrong había dicho toda la verdad, así de rotundo, y que yo sepa sigue negando su dopaje en su retorno.
Y me pregunto yo, ¿qué cuernos hemos aprendido de la Operación Puerto? Galdeano dirige Euskaltel, los Osa y Beloki comentando ciclismo en etb, Piti prepara su enésimo asalto al Tour, Basso sigue ganando Giros, Scarporni más fuerte que nunca… y los periodistas otra vez vendiendonos la moto de que estamos ante el ciclismo más limpio de la historia. No, no y no. Ni optimista ni pesimista, lo que hay que ser es realista.
Para mí lo único que ha cambiado es que si antes era habitual meterse la bolsa de sangre entera ahora se meterán media bolsita para no alterar descaradamente los valores. En lugar de pincharse 3000 unidades de EPO, se pincharán microdosis imposibles de detectar… Puede que por eso bajen algo el VAM y esas cosas, pero el ciclismo limpio es otra cosa.
Yo no veo un cambio de actitud entre los corredores. Recientemente cuando estaba estallando el caso de Armstrong, hubo multitud de ciclistas que salieron diciendo que si no hay positivo, no hay doping. Y a nadie le parecen graves esas declaraciones.