La noticia, según se puede comprobar, no ha causado excesivo revuelo. Un par de noticias en las web especializadas, una tarde de comentarios en los foros, unos cuantos twits y poco más. Quizás sea porque nos estamos acostumbrado a las desapariciones de pruebas, antaño, emblemáticas y a la creación, artificial, de otras, pero personalmente la noticia de la desaparición del Criterium Internacional me parece preocupante y, además, me causa pena.
Estrangulado en un calendario ilógico, y retirado el patrocinio público que le mantenía vivo en los últimos siete años, ASO (organizador, entre otros muchos eventos de éxito, del Tour de Francia) no ha dudado en dejar caer una carrera de 85 años de vida lleno de los más grandes campeones de la historia. Una prueba que se mantuvo incluso durante la Segunda Guerra Mundial, no ha podido superar los ataques del capitalismo. Porque se podrá maquillar como se quiera, pero el Criterium Internacional dejará de organizarse porque ya no factura beneficios a la empresa que la organiza. Evidentemente las empresas están para ganar dinero, pero no es aceptable que la empresa que tiene el monopolio de las carreras más importantes, gana ingentes cantidades de dinero, y se erige como defensor casi exclusivo de este deporte, no pueda mantener una prueba del prestigio del Criterium Internacional antes de dejarla caer a las primeras de cambio.
Últimamente ASO (y también RCS, organizador el Giro de Italia) está más preocupada en extraer los petrodólares que ha encontrado en oriente medio (Tour de Qatar y Tour de Omán) que en construir las bases de un ciclismo del futuro que necesita urgentemente un cambio a no ser que se quiera que otras muchas carreras corran el mismo destino que el Criterium Internacional. ASO sabe perfectamente que es imposible que la semilla del ciclismo ofrezca ningún fruto en aquella parte del mundo. Ni por cultura deportiva, ni tradición, ni por necesidad, el ciclismo no tiene ninguna posibilidad de éxito en el desierto. Se trata solo del capricho temporal de algún jeque o príncipe que quiere disfrutar de un caramelo que ASO se encarga de llevárselo a la boca.
Pero eso no es lo peor. Ahora parece, que incluso la UCI, órgano que debería ser garante de las soluciones que necesita con urgencia éste deporte, se dedica a hacer lo mismo. Primero incluyendo al Tour de Qatar y al Abu Dhabi Tour en el World Tour. Uno pensaba que se requería algo más que dinero para optar a las pruebas más prestigiosas del calendario. Y segundo, por haber organizado el pasado Campeonato del Mundo en Qatar con el idéntico objetivo que el Tour de Francia: el dinero. Nadie conoce los beneficios que habrán obtenido con ello, ni en que, ni donde lo invertirán, pero si quieren un consejo podrían fijarse en el Tour de Rwanda. Allí, y en otros lugares de Àfrica y Asia, si hay bases para que la semilla del ciclismo pueda dar sus frutos. Y seguramente, sin esperar mucho.
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