Ya es triste tener que cerrar el año escribiendo sobre las oscuras sospechas de siempre en el ciclismo, pero es lo que único reseñable que acontece estos días en el ciclismo de ruta.
Dave Brailsford, el mánager del Sky ha tenido que comparecer ante una comisión del parlamento británico para aclarar el contenido del misterioso y sospechoso embalaje que llevó el asistente de la Federación Británica, Simon Cope, en la Dauphiné Liberé de 2011 para Bradley Wiggins. Fluimucil ha dicho Brailsford sin pestañear, un mucolítico legal que se adquiere con una simple receta en cualquier farmacia.
A sir Dave Brailsford no se le pueden negar muchas cosas buenas que ha introducido en un ciclismo necesitado de aportaciones como las que ha realizado él. Resumiéndolo mucho, ha elevado el nivel del profesionalismo de los equipos y ha creado el mejor equipo de grandes vueltas en tiempo récord cosechando logros históricos para su país, que no estaba sobrado de títulos hasta su llegada. Pero todo eso conlleva un coste y parece que ahora está pagando el peaje de tener que corroborar la certeza de todo lo que ha venido pregonando: un ciclismo absolutamente limpio.
Acostumbrado a sentar cátedra cada vez que abre la boca, en esta ocasión no parece haber convencido a su audiencia pese hablar ante políticos que seguramente tienen un nivel de ignorancia bastante elevado sobre el tema que les ocupa. O quizás es precisamente por eso que no han dicho amén ante sus controvertidas explicaciones, porque quién mejor que los políticos para conocer que la mentira o las verdades a medias son una costumbre extendida en comisiones de investigación de cualquier parlamento del mundo. Lo del Fluimucil no se lo ha creído ni el más necio de los asistentes a su discurso, y la verdad es que reventaría cualquier estomago que intentara digerir esa dudosa versión. Por tanto no es de extrañar que cada día que pasa son más las preguntas que esperan una respuesta contundente y convincente y no se puede descartar que Brailsford vuelva a ser requerido para ofrecer más argumentos y que incluso sean llamados más testigos.
Todo este embrollo necesita una aclaración creíble y urgente pero no parece que sea fácil lograrlo, porque ya se han dado pasos en falso como lo ha reconocido el propio protagonista. Antes de nada, Brailsford podía haber aclarado el contenido del misterioso paquete en cuanto fue interpelado por dicha cuestión. Pero optó por una versión que parecía inocua pero que ha resultado ser falsa. Dijo que el viaje que realizó Simon Cope fue para encontrarse con la excampeona del Mundo Emma Pooley, cuando realmente se encontraba compitiendo en una carrera en España.
Otra pregunta que se hace la gente es si realmente hacían falta tantas alforjas para este viaje. Si lo que realmente contenía el susodicho envoltorio era un producto legal para tratar la mucosidad, ¿era necesario enredarse tanto en esta historia que ahora parece inverosímil? Pero aún hay más. El periodista del Daily Mail Matt Lawton ha asegurado que Braislford propuso en un principio un reportaje más amable que nada tenía que ver con lo que pretendía el periodista, que era investigar el contenido del paquete. Luego, por lo visto, se ofreció a revelar datos de otros equipos que también tenían permisos para el uso de productos de uso terapéutico. Si todo esto es cierto, que hasta tener más pruebas también conviene ponerlo en cuarentena, Brailsford va a tener un serio problema porque todo su buen nombre y los logros de sus chicos quedarán en entredicho.
Ninguna explicación, por veraz que sea, complacerá a todo el mundo y muchos seguirán enlazando directamente el uso de productos aceptados por los permisos de uso terapéutico con las victorias logradas por Wiggins desestimando que también los utilizó en el Giro del 2013 y que se retiró tras ofrecer un rendimiento raquítico y un comportamiento rozando el ridículo, y que por tanto ese argumento no justifica, por sí solo, el rendimiento de un ciclista. Pero como el señor Brailsford no ofrezca una respuesta rápida, honesta, contundente y bien argumentada, caerá sobre él y su equipo una deuda eterna que difícilmente podrá finiquitar.
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