Circula por el Giro un rumor según el cual es mentira que Alberto Contador estuviera de vacaciones antes de la carrera italiana. Una vez más, ha sido Ricardo Riccó el encargado de alimentar ese supuesto haciendo unas provocadoras declaraciones en los medios de comunicación trasalpinos. El corredor del Saunier Duval sigue empeñado con todas su alma en ganarse más enemistades de las que ya cuenta actualmente (y no pocas, por cierto). Pero, además del corredor italiano, hay otros muchos ciclistas, exciclistas y seguidores que piensan de igual forma.
Sin embargo, según mis fuentes (de las que no dudo un ápice) Contador supo de su participación en el Giro de Italia durante la disputa del Tour de Romandia, o sea, una semana antes de su comienzo, y es cuando volvió a Madrid de su estancia vacacional en Cádiz, lo que no significa que no anduviera en bici. Pero de ahí a pensar que estaba preparando el Giro….
Sea como fuere, hay datos objetivos que no admiten discusión. Primero, todo el mundo pudo presenciar el flemón que presentaba el ganador del Tour al finalizar la Vuelta al País Vasco por la infección bucal que arrastraba. Segundo, al regresar a casa tuvo que someterse a una pequeña intervención para solucionar su problema. Y tercero, es evidente que un corredor que se ha preparado para ganar la Castilla y León durante el mes de marzo y la Vuelta al País Vasco en Abril, no está pensando en presentarse en el Giro con el punto de forma idóneo para ganarlo. No en los tiempos que corren. Por tanto, opino que lo que está logrando Contador, además de tener mucho mérito, lo está haciendo porque se trata de un corredor con un talento extraordinario.
A pesar de todo, habrá quién seguirá pensando lo mismo, y no seré yo quien intente lo contrario. Sé muy bien que cada vez un ciclista sobresale no son pocos los que creen y manifiestan abiertamente que se debe a prácticas irregulares, o porque no decirlo, de dopaje. Siempre ha sido así. Porque la envidia es un mal común, y la falta de honradez para reconocer las limitaciones propias también. Y cuando eso ocurre los propios ciclistas caen en el error de dar categoría verídica a hechos no constatados, algo que ellos mismos exigen al resto de los mortales. Sin embargo, y como he apuntado con antelación, son los primeros en infringir esa norma cuando las cosas no pintan bonitas.
Lo de Riccó puede pasar, porque no se trata de ninguna acusación grave. Más me han llamado la atención las declaraciones de Andreas Kloden. Preguntado sobre las supuestas prácticas de dopaje de su ex-equipo, el Telekom, arremetió contra otros ciclistas y equipos argumentando que hay corredores que aún no han pasado ningún control antidoping cuando él se ha tenido que someter a 24, siete del propio equipo. Por no hablar, decía sin citarlo, del equipo de Matteo Priamo, que como todo el mundo sabe es el Navigare.
Estoy totalmente a favor de que todos los ciclistas sean medidos por el mismo rasero, y es cierto, y por tanto criticable, que eso no ocurre, y menos fuera del Pro-Tour. Pero estoy totalmente en contra de lanzar absurdas sospechas que lo único que consiguen es dañar la imagen del ciclismo, y más cuando esas sospechas son enviadas por ciclistas o por alguna parte integrante del mundo del ciclismo. Hay que acabar con esa mala costumbre, y los ciclistas deberían ser los primeros en dar ejemplo, porque sino, ese boomerang que lanzan al aire, viene, como es lógico, de vuelta. Porque no siempre que se piensa mal, se acierta.
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