De un tiempo a esta parte el ciclismo está teniendo un desarrollo que no me convence y vengo proclamando la necesidad de algunos cambios profundos que deberían ser tomados con urgencia. Desconozco cual o cuáles pueden ser las modificaciones adecuadas, pero estoy plenamente convencido que necesita una transformación para ofrecer un espectáculo más espectacular y acorde a las exigencias actuales.
Viendo el excesivo control que ejercen los equipos más poderosos desde los años 90, a bote pronto, he solido opinar que no estaría mal probar con una reducción de corredores por equipo en las carreras (no en la estructura en sí) con el fin de que eso dificultara el catenaccio y pudiera abrir la puerta a un ciclismo más ofensivo. Hay claros ejemplos que con bastantes menos efectivos (no reduciendo en uno) por equipo la actitud de los corredores cambia radicalmente y, a la vez, la escasez de compañeros tampoco imposibilita la victoria de los favoritos, aunque la dificulta, lo que hace más espectacular el acontecimiento.
Es cierto que disponiendo esa medida de forma torticera podría acarrear la disminución total de corredores por equipo, algo muy preocupante lógicamente, pero que la UCI podría solucionar de forma inminente manteniendo la norma en la que los equipos del World Tour deberían de tener un mínimo de corredores por equipo (23) y los Pro Continentales otra o la misma. Con eso se podrían garantizar el número de empleos que existen actualmente o el que se considere adecuado, sea cual sea su número.
La cuestión es decidir cual es el modelo que garantice un deporte más equilibrado, rentable, disputado y por tanto más espectacular. La discusión no se centra exclusivamente en la reducción de corredores por equipo, que por otra parte podría traer consigo una reducción del presupuesto de las plantillas y con ello la posibilidad de crear más equipos y la participación de los mismos en las pruebas hasta ahora vetadas por no poder superar el límite establecido en 200 corredores. El objetivo es tratar de homogeneizar un pelotón tan desigual que desequilibra las posibilidades de victoria en favor de los equipos con más presupuesto. Se podrían limitar los mismos (que no los sueldos de los corredores, que en general siguen siendo bajos), para que ningún equipo pudiera tener tres, cuatro o cinco corredores pagados con millones de euros. Considero que esos corredores deberían estar en diferentes equipos optando todos ellos a victorias que por otra parte se les niegan con el sistema actual (que es el de siempre, por otra parte) por tener que trabajar en favor de algún compañero mejor. Se podría intentar conseguir el mismo fin estableciendo un ranking de puntos por corredor y un límite de los mismos por conjunto, algo que también ayudaría a asemejar el nivel de los equipos.
Pero los cambios no solo son necesarios en el pelotón, el sistema organizativo es un auténtico monopolio de dos-tres grandes empresas, pero sobre todo de ASO, organizador del Tour de Francia y la Vuelta a España, la Dauphiné, la París-Niza, la París-Roubaix, la Liege-Bastogne-Liege etc. Esa empresa gana ingentes cantidades de dinero que jamás publica y hace lo que le viene en gana saltándose, cuando lo cree necesario, incluso la normativa de una débil UCI que tras muchos años de enfrentamiento ha dado el brazo a torcer ante el poder económico que supone una empresa de tal calibre.
No me cabe la menor duda de que la reducción del número de corredores por equipo (uno menos) que han implantado para el año que viene con la excusa de la seguridad viene dada por la presión que ha ejercido ASO (también RCS y Flanders Classics) con el único fin de ahorrar en gastos de organización. Basta con echar un ojo a las estadísticas para darse cuenta que el número de corredores en el pelotón no es directamente proporcional a las caídas que se producen.
Esas empresas, decía, inflingen un poder tan absoluto con respecto a los equipos que no reparten en premios más que las migajas que ellos deciden. En cualquier otro deporte que se precie, los equipos se reparten un porcentaje de los derechos televisivos y de imagen logrando así unos ingresos adicionales que ayudan de forma importante a mantener unas estructuras tan costosas. El Real Madrid recibió 227,7 millones de Euros en la temporada 2015-16 (estudio de Deloitte). En ciclismo no ocurre nada de eso, y así le va, que en cuanto pierde un sponsor de peso, el equipo más exitoso está en peligro de desaparecer de la noche a la mañana.
Repito que desconozco cual es el modelo a seguir pero es necesario que todos los agentes implicados abran un debate para intentar mejorar o cambiar éste sistema que en la actualidad beneficia, sobre todo a los organizadores más poderosos, y a los equipos más potentes creados a base de millones de euros.
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