El Giro de Lombardia y la París-Tours han sido el colofón perfecto para esta temporada histórica, dos carreras de un estilo muy diferente en cuanto a recorrido y sus protagonistas, y que han tenido como ganadores a Bauke Mollema y Jelle Wallays, dos ciclistas con menos recompensas de lo que realmente merecen.
El holandés ganó porque supo manejar como nadie la lucha interna de los grandes favoritos en la ascensión al Civiglio y aprovechó de maravilla la única vía de escape que presentaba la situación. Nada podía hacer en un cara a cara contra Roglic, Valverde, Woods o Bernal, y mucho menos al esprint contra la mayoría de ellos. Una duda, una mirada, un segundo fue suficiente para que armado con la tenacidad que le caracteriza se hiciera, de forma, en parte, inesperada, con su victoria más grande.
Jelle Wallays se puede decir que es un ejemplo de la transformación que puede disfrutar un deportista gracias a la psicología. Pertenece a esa especie de ciclistas capaz de derrumbar barreras asentado en los pensamientos positivos que le trasmiten ciertos recuerdos. Algo similar a lo que son Enrico Gasparotto a la Amstel Gold Race (dos victorias), Rui Costa a la Vuelta a Suiza (tres triunfos), Albasini a la Flecha Valona, o Simon Spilak a Suiza (Vuelta a Suiza y Romandia), es decir, que sin contar nunca con los galones de los grandes campeones son capaces de ofrecer un rendimiento descomunal en carreras que, por los motivos que sean, encuentran una motivación extraordinaria y multiplican sus aptitudes de forma exponencial. Además de sus condiciones innatas para el llano, seguramente su victoria en 2010 en la París-Tours de amateurs tiene mucho que ver en el rendimiento que ofrece en esa carrera, si no es muy difícil explicar que un corredor con solo ocho victorias en su palmarés haya ofrecido semejante rendimiento y resultados en dicha competición.
Habría que apuntar aquí que durante la temporada ha tenido muchos problemas físicos. En la carrera que abrió su temporada, en la Vuelta a San Juan, se fracturó tres dientes y el pómulo y no pudo reaparecer hasta mayo y posteriormente ha estado toda la temporada a contrapié. Primero porque no pudo ser seleccionado para el Tour de Francia y segundo porque en la Vuelta a España cayó enfermo y nunca gozó de suficiente salud para exponer todo su potencial, que en vista de lo presenciado entre los viñedos hacia Tours es mucho en ese tipo de carreras.
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