El sábado, la localidad belga de Ronse fue escenario de la noticia del fin de semana y seguramente de toda la temporada de cyclo-cross. Mathieu Van der Poel no fue capaz de imponer su ley, la victoria, que era la única que conocía desde el uno de Noviembre de 2018. Había pasado más de un año, 408 días exactamente, 35 carreras, y todas ellas no habían conocido otro ganador que el corredor holandés.
Toon Aerts, el ganador, será recordado por haber interrumpido esa racha histórica que parecía se prolongaría hasta el infinito. Y a Mathieu le recordarán que cada vez que tiene que hacer frente a ese tipo de recorridos lodosos, con tanto desnivel que exigen ser tan buenos a pie como encima de la bicicleta, se le atragantan y pierde ese aura de imbatibilidad que demuestra en todos los demás terrenos. Es, quizás, el único defecto que presenta. Esos críticos argumentarán que hace un año, en el Koppenbergcross de Oudenaarde, en un recorrido similar, y también ganado por Toon Aerts (no es casualidad), se convirtió, de imprevisto, en un corredor anónimo que se clasificó en el puesto 21º. O que en el Campeonato del Mundo de Valkenburg en 2018, también en un recorrido atípico para estos días, estuvo, seguramente también influenciado por la excesiva presión y la ansiedad que eso le produjo, estuvo,-decía-, totalmente desdibujado y solamente pudo clasificarse en tercera posición cuando había dominado la temporada entera de cabo a rabo (había ganado 26 carreras antes de la cita mundialista, y 8 Wout Van Aert, el ganador del citado Campeonato del Mundo).
Van der Poel, tras la carrera, no entró a detallar las razones de ese imprevisto. Se limitó, como hace todo al mundo, a pasar por encima. Comentó que, a veces, tras un stage como el que había realizado en Calpe, había regresado en buena forma y otras, en no tan buena, y que no podía ganar todas las carreras, aunque le gustaría, y que Toon Aerts había sido demasiado bueno para él ese día. Lo que se puede interpretar de la carrera, es que nunca se le vio con la soltura habitual de dar la impresión de dominar la situación por complicada que se presente. No se le apreciaba su alegría característica, cuando aceleraba no se iba, cuando perseguía se le veía obligado, forzado y algo torpe. Se trabó en la misma estaca en tres ocasiones, algo que demuestra claramente que estaba falto de concentración, seguramente preguntándose y buscando una respuesta a lo que sucedía.
No hubo tiempo para analizar el por qué de su bajo rendimiento aunque fuera la pregunta que quisieran conocer la mayoría de los aficionados. Creo que el recorrido si tuvo algo que ver, pero me decanto por pensar que el entrenamiento ha sido más decisivo en su bajón pasajero. En ocasiones al redoblar las cargas de entrenamiento el cuerpo no se recupera del todo y acusa algo de fatiga o pesadez de piernas. En cambio, si lo que se busca es relajarse para encontrar otro pico al final de temporada, se pierde algo de chispa y el organismo no responde a las exigencias de ese nivel. Pero como desconocemos (no han dado información del tipo de trabajo que había hecho) ese punto imprescindible nunca obtendremos la razón, o razones, reales de lo ocurrido en Ronse. Lo que está claro es que Mathieu se encargó de inmediato de que las dudas no se extiendan más de lo necesario, y ya se ocupó al día siguiente en Overijse, que cada cual vuelva al lugar que le pertenece.
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