A los campeones nunca les gusta mostrar sus debilidades, no a los adversarios, no deben, se sienten vulnerables y eso les puede conducir a la derrota, la situación más odiosa para un campeón. En la exitosa serie que resume la vida deportiva de Michael Jordan, uno de los campeones más grandes de la historia, hay un momento, en el que jugando contra los temibles Detroit Pistons, Jordan reprende a uno de sus compañeros porque tras haber recibido un golpe fortísimo en un costado, cae al suelo y muestra signos de debilidad al quejarse dolorido. Jordan lo agarra, lo levanta, y le reprocha su fragilidad porque cree que es el primer paso para la derrota.
Si Jordan fuera compañero de Chris Froome nunca le hubiera permitido hacer público el enfado que, al parecer, tiene el corredor inglés con su equipo, según dicen, por una las manifestaciones de su compañero Egan Bernal en las que aseguraba que si se encontraba al cien por cien durante el Tour de Francia próximo no trabajaría para ni para Thomas ni Froome. Según la filosofía de Jordan, Froome ha dado el primer paso para su derrota.
Por lo visto, más que las declaraciones de Egan Bernal, que la verdad también llaman la atención dada su, hasta ahora, extrema humildad, lo que ha molestado a Froome es la falta de reacción del equipo a las mismas. Hay que recordar que en el Tour de Francia de 2012 que ganó Wiggins, Froome, más fuerte en montaña, se sometió a las estrictas órdenes de equipo pero una vez logrado el objetivo, la protección que tuvo por parte del equipo fue total al declarar públicamente que la apuesta a futuro era él. Luego es verdad que pese a ese estatus teórico, en el Tour de Francia de 2018 no tuvo ningún reparo en reconocer la superioridad de Geraint Thomas, para el que, pese a tener libertada de movimientos, no tuvo que trabajar un metro.
Quizás es lo que esperaba Froome, que, a priori, no se estableciera ningún rango teórico a ninguno de los tres, que todos partieran en el mismo plano, o que cuando menos esas intenciones del campeón saliente no fueran púbicas. De todas formas, no creo que si Froome se sintiera de verdad confiado en poder ganar su quinto título en Francia, se molestaría en exceso por esas declaraciones ni otras. Nunca lo ha hecho y siempre se ha caracterizado por rebajar las situaciones más complicadas, que han sido unas cuantas. Por tanto, o no es verdad que la posibilidad de cambio de equipo se deba al enfado con su actual equipo, o por el contrario es probable que el gran Michael Jordan esté en lo cierto.
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