Obligaciones

El tiempo vuela como en un abanico con aire favorable entre temporada y temporada. Y más éste año tan especial donde el calendario constreñido por la pandemia de la Covid-19 no ha dejado apenas tiempo para disfrutar del placer de la victoria, ni para cicatrizar las heridas de las derrotas.  A poco más de dos semanas del final de la Vuelta a España, la mayoría de corredores ya han iniciado su larga y paciente puesta a punto de la temporada venidera, pero antes de pasar página me gustaría destacar algunos detalles que, en mi opinión, deben ser resaltados por el hecho en sí y, también, por el cambio que supondrá para sus protagonistas. 

Ya nadie duda de que el ciclismo está disfrutando de una revolución generacional que llama la atención sobre todo por la precocidad de sus protagonistas. Corredores como Egan Bernal, Remco Evenepoel, Tadej Pogacar, Wout Van Aert, Mathieu Van der Poel y algunos más, se encuentran ya asentados en el altar de este deporte, de donde han sido arrinconados sin piedad ciclistas que por diferentes motivos no han sido capaces de permanecer en sus puestos de prestigio. Nada es para siempre, ni para los grandes campeones. 

Siguiendo la estela de los mencionados, ha habido otros protagonistas que han presentado su curriculum de forma rotunda. Marc Hirschi, por ejemplo, ha corroborado todo lo bueno que se decía de él en categorías inferiores, pero lo ha hecho incluso superando las expectativas con una ambivalencia que ha seducido a no pocos aficionados por su propuesta ofensiva, su generosidad y su riqueza en la interpretación y el remate. Su categoría parece tan contundente que nadie duda de su rendimiento en el futuro.

Geoghegan-Hart y Hindley en dura disputa

Hay otros, como por ejemplo, el trío del Giro, Tao Geoghegan-Hart, Jai Hindley o Joao Almeida, o Hugh Carthy, que también han hecho, no sin merecerlo, acopio de grandes dosis de protagonismo que deberán confirmar en 2021. Todo cambiará a partir de ahora para ellos, y, de repente, desde la primera carrera, estarán condicionados por los extraordinarios resultados que han cosechado este 2020. El listón está muy alto, quizás demasiado para alguno de ellos. Comprobarán de inmediato, que el ganar no es compatible con la tranquilidad que han disfrutado hasta ahora. Que el caparazón que cubría su anonimato ha sido destrozado por completo por los rayos del éxito y que la paciencia con la que estaban desarrollando sus carreras tomarán una velocidad tan vertiginosa que no siempre es fácil gestionar con acierto. Este año han gozado de las alabanzas de sus virtudes e inesperados logros, a partir del año que viene la lupa que se ha alojado sobre ellos aumentará también sus carencias. El elogio puede haber sido desmedido, pero deben saber que tampoco habrá mesura en la crítica. Se van a tener que desnudar como ciclistas, incrementar, si es posible, su capacidad y disimular, si pueden, sus defectos. Para ello deberán superar un adversario anónimo y desconocido hasta el momento: la presión. Convertirse de la noche a la mañana en el centro de atracción de las masas no es fácil conllevar, desgasta mucho, consume energía, siembra dudas, y uno puede llegar a extenuarse ante el miedo escénico sin haber dado una sola pedalada. Las obligaciones a las que se tendrán que enfrentar, serán inmensas, porque no solo serán interiores, sino también exteriores, y esas juzgan, a menudo, sin compasión.

Hugh Carthy ganando en el Angliru

Ha habido casos en los que tras haber tenido rendimientos extraordinarios y haber subido al podium de las grandes vueltas, poco más de supo de ellos: Urs Zimmerman, que fue 3º en el Tour de 1986, nunca más lo finalizó entre los 100 primeros;  Zenon Jaskula, 3º en 1993 en la misma carrera, jamás superó la barrera de los 40 primeros; Roger Walkowiak ganó la edición de 1956, pero nunca más se le vio en top-30; Thomas De Gendt se clasificó en un sorprendente tercer puesto en el Giro del 2012, pero nadie le ha visto de nuevo entre los 40 primeros en ninguna vuelta de tres semanas pese a ser uno de los mejores ganadores de etapa; José Enrique Gutiérrez se clasificó en un increíble 2º puesto en el Giro de 2006, cuando nunca antes ni después había superado un 25º puesto en ninguna vuelta de tres semanas. 

No tiene por qué ser el caso de los ciclistas mencionados recientemente, por supuesto se merecen el beneficio de la duda, pero a partir de ahora tendrán unas obligaciones que nunca son fáciles de cumplir.   

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