No parecía muy feliz Wout Van Aert sobre el segundo cajón del Campeonato del Mundo de contrarreloj, y es que por cuarta vez en un año (la enésima en su carrera, tres veces en cyclo-cross) volvía a quedarse con la miel en los labios en una cita importante. Además de triste, seguramente se sentiría algo defraudado por todo lo que ha trabajado en los últimos años (especialmente en el último mes), en mejorar en una especialidad para la cual tiene unas condiciones innatas descomunales, pero que aún no le acaba de hacer justicia del todo. Ciertamente esa frustración que puede estar sintiendo en estos momentos, le hará crecer y ser mejor en el futuro, porque Van Aert es un ciclista que ha madurado a base de golpes.
El nivel que ostenta en estos momentos en la crono, comenzó con un varapalo que sufrió allá por 2017 en el Campeonato de Bélgica en la se clasificó en un discreto sexto puesto a más de minuto y medio de Yves Lampaert. El golpe fue inmenso, porque según el propio corredor lo había preparado con tiempo y mimo, pero el resultado fue nefasto por las expectativas que tenía (había ganado el prólogo del Tour de Bélgica un año antes al propio Tony Martin, Campeón del Mundo ese año). El problema no fue su capacidad física porque había desarrollado más potencia que incluso el ganador, las mayores dificultades habían surgido por una falta de experiencia en la gestión de los esfuerzos y la aerodinámica, algo que su equipo, el Veranda`s-Willens-Crelan, para el que corría sobre todo cyclo-cross, poco le podía ayudar, y eso provocó la primera fractura importante para que al final se decidiera, previo rotura de contrato, cambiar al Jumbo-Visma, donde le ofrecieron todos los medios posibles para que mejorara el don que le había otorgado la naturaleza en abundancia.
Mathieu Heijboer, director de rendimiento del Jumbo-Visma, se dio cuenta de inmediato que le había caído en las manos una joya que había que pulir y se concentraron en ello sin dudar un ápice. Primero, un analisis concienzudo en el túnel del viento; segundo, los ajustes necesarios para mejorar la aerodinámica; tercero, el material adecuado (lleva un casco impreso en 3D y una pintura especial en el cuadro que presenta menos resistencia); y por último unos entrenamientos personalizados al milímetro que el corredor ejecuta con obsesión perfeccionista. El resultado salta a la vista. Campeón de Bélgica por primera vez en 2019 (volvió a ganarlo el año pasado; ganador de la crono de la Dauphiné; ganador de una crono en la Tirreno y también del Tour de Francia.
Al confrontar esos grandes triunfos con los discretísimos resultados en sus primeros años, hay una gran diferencia, pero no se puede hablar de una transformación porque según su entrenador en los últimos 9 años y el hombre que mejor conoce sus cualidades y defectos, y ha dirigido todos sus entrenamientos, Marc Lamberts (también entrenador de Primoz Roglic), Van Aert es por encima de todo un contrarrelojista. Según su mentor no es un esprinter porque no es capaz de desarrollar grandes picos de potencia, pero gracias a su enorme potencial llega muy fresco a los últimos metros, circunstancia que aprovecha para imponerse a corredores, quizás, más rápidos pero también mas castigados.
Lamberts, eso sí, está sorprendido por el colosal progreso que ha tenido su pupilo desde que vieron que podía rendir también en la élite de la carretera. Cuando en 2012, con 17 años, Van Aert acudió por primera vez a su consulta, solo vio a un adolescente flaco y pequeño que pretendía destacar en cyclo-cross, a lo que el entrenador respondió que intentaría convertirlo en una especie de Bart Wellens (dos veces Campeón del Mundo, y corredor que también entrenaba). Nueve años más tarde Lamberts ha declarado al diario Het Nieuwsblad que la progresión ha sido de tal calibre que “se nos ha ido de las manos”, en el sentido más positivo, claro.
A Wout Van Aert se le han ido de las manos cuatro medallas de Oro en el último año: segundo en ambos Campeonatos del Mundo del año pasado: segundo en los Juegos Olímpicos, y segundo, de nuevo, en la crono de los campeonatos mundiales que se están disputando en su país. Atendiendo a su personalidad, seguro que lo aprovecha para dar un impulso más a su carrera y lograr, por fin, algo que viene reclamando desde hace tiempo y que haría justicia a un corredor extraordinario.
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