Mathieu Van der Poel ha esperado hasta el mundial para ejercer sin ningún tipo de miramientos la superioridad que ha tenido durante toda la temporada y finiquitó el mundial en la primera vuelta. A partir de ese momento hubo dos carreras; una, la exhibición del holandés; y la otra, la lucha por las medallas en la que Bélgica quedo humillada con un modesto bronce como único premio, algo que no ocurría desde el 2008.
La carrera fue un reflejo exacto de la diferencia sideral que existe actualmente entre Van der Poel y el resto de corredores. El holandés está en una dimensión sin ningún inquilino que le perturbe lo más mínimo, una condición que sólo pertenece a los más grandes de la historia y él con su tercer título mundial es uno de ellos por derecho propio.
El circuito suizo exigía de todo, pero sobre todo fuerza, algo que le sobra al holandés. Era el único capaz de salir indemne del barrizal suizo y ningún rival pudo imitar su secreto. Sin una referencia visual no sabían como actuar. Tampoco podían y se quedaban hundidos en el barro. Van der Poel no se privó de nada y se guardó para la última cita de su temporada el mayor recital de la misma. Motivado como nunca, no tuvo reparos en destrozar la carrera desde la primera pedalada y no moderó como en otras carreras en las que se le ha visto más reservado para dejar alguna pizca de aliciente a la competición. Van der Poel ha demostrado que de momento es inalcanzable y que seguramente lo seguirá siendo durante bastante tiempo. Por una parte porque no hay ningún argumento razonable para pensar que su rendimiento actual se vea disminuido, con 25 años le vale con mantener su nivel para seguir reinando esta disciplina que domina como nadie. Por otra parte, y aunque es cierto que nunca se puede determinar el margen de progresión que puedan tener jóvenes como Eli Iserbyt (flojo, 10º a más de cinco minutos), o sobre todo Tom Pidcock, la diferencia para excesiva para reducirla en 3-4 años, que es el tiempo que se ha dado el inglés para hacer frente a Van der Poel de forma más sería.
Realmente en estos momentos ningún corredor supone más molestia para el holandés que la que produce una piedrecita en el zapato, pero Pidcock demostró con su segundo puesto ser el corredor más aventajado para recoger el relevó del campeón del Mundo. Tienen algunas características similares que permiten ciertas comparaciones. Los dos tienen una diversidad fuera de lo común, más el holandés que también domina la bicicleta de montaña, pero Pidcock también ofrece garantías en carretera donde el año pasado, en amateurs eso sí, ganó la Paris-Roubaix Sub-23, el Tour de Alsacia más una etapa, una etapa de la Monts et Chateaux o el tercer puesto en el Campeonato del Mundo de ruta. En cyclo-cross ha sido Campeón del Mundo Junior y Sub-23 y aún pudiendo disputar la carrera amateur se presentó en la competición Elite logrando un impresionante segundo puesto por delante de toda la armada belga que tiene algunos serios motivos para preocuparse.
Bélgica lo tiene todo para el cyclo-cross, una especialidad que es una especie de religión en aquel país. Tiene más carreras que nadie, unas infraestructuras superprofesionales, sponsors de sobra para alimentar a los diferentes equipos, unos aficionados que muestran su fidelidad en cada carrera y una televisiones volcadas en las retransmisiones. Pero actualmente le faltan resultados en las categorías más importantes. Holanda ha desplumado de tal manera a Bélgica en este mundial que se le han visto algunas vergüenzas.
Se ha disputado 18 medallas, y Bélgica solo ha conseguido cuatro medallas, el peor resultado en mucho tiempo. De esas cuatro medallas solo una ha sido de Oro, la de Thibaut Nys en la categoría Junior. Holanda, en cambio, se ha llevado ocho medallas y cuatro de ellas, las más importantes, han sido de Oro: Élite hombres, Élite féminas, Sub-23 masculino y féminas Junior. Además, Mathieu Van der Poel ha conseguido más victorias (24 de 25 carreras) que todos los corredores belgas en esta temporada.
Y la solución no parece sencilla a corto plazo. Van der Poel tiene solo 25 años, la campeona y sub-campeonas del Mundo, Alvarado y Worst, tienen respectivamente 21 y 24 años, y el Campeón del Mundo Sub-23 también es holandés, Ryan Kamp. No parece un escenario muy optimista para los belgas, y en esta especie de crisis que están sufriendo todos miran al junior Thibaut Nys como la solución más adecuada. De serlo, no será inmediata, habrá que esperar por lo menos 4-5 años para ello, y asimismo considero que además del peso que supone llevar ese apellido sería una barbaridad cargarle con una responsabilidad que se me antoja excesiva para un joven de tan solo 17 años.
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