La decisión correcta

Como otros muchos corredores Michal Kwiatkowski tuvo el sueño de ganar una vuelta grande, se imaginó ganando algún día el Tour de Francia, porque haciendo los cuentos de la lechera, si en su primera participación en la ronda francesa alcanzó, yendo simplemente de aprendiz un meritorio 11º puesto con 23 años recién cumplidos, podría alcanzar lo imposible cuando estuviera más curtido y tuviera más experiencia. Es el error en el que caen no pocos corredores y también directores. Patrick Lefevere que, pese a todo lo que ha ganado en pruebas de un día, tiene la espina clavada con la clasificación general del Tour de Francia alimentó esa ilusión de su pupilo polaco, y una vez más fracasó en el intento, como ocurre casi siempre cuando uno intenta contravenir a la naturaleza, que había decidido darle todas las virtudes para las pruebas de un día al bueno de Kwiatkowski. 

Pero un corredor no sería ciclista sino fuera terco y estuviera empecinado en lograr aquello que pretende, y Kwiatkowski, atraído además de los 2millones y medio de euros que le ofrecía el Sky, estaba convencido que el equipo británico le ofrecería en alguna vuelta grande (no en el Tour, porque estaba claro que tendría que trabajar para Froome) aquello que el belga no le podía ofrecer para destacar definitivamente en las vueltas. El palmarés demuestra que dio un paso importante, ya que logró ganar Tirreno-Adriático, Polonia o Algarve por segunda vez, pero decidió volver a su caudal natural que son las clásicas, una decisión correcta como demuestra su curriculum: Campeonato del Mundo, Mián-San Remo, dos Amstel, otras dos Strade Bianche, Clásica San Sebastian, Harelbeke y etapas en otras carreras muy importantes. 

El ciclista polaco debería ser un ejemplo para todos aquellos que a las primeras de cambio y sin grandes argumentos, pretenden cambiar el destino que les ha marcado la naturaleza.