Mathieu Van der Poel, cuestión de carácter

Si cómo decía Sócrates el carácter es una habilidad, Mathieu Van der Poel la tiene a raudales y la muestra siempre en el momento más oportuno. Da igual que arrastre una lesión importante de espalda como el año pasado, que su eterno rival le haya estado mojando la oreja durante casi toda la temporada de cyclo-cross, o que la semana anterior a una cita importantísima como es la Milán-San Remo haya estado lleno de dudas. En cuanto tiene una cita en la que tiene que mostrar su mejor versión, no falla, y ésta vez se ha llevado el primer Monumento de la temporada  de forma magistral. “Ha sido sin duda el más fuerte”, ha sentenciado con deportividad Van Aert, tercero en meta.

El año pasado, con apenas unos pocos entrenamientos serios debido a su lesión de espalda, fue tercero en la Milán-San Remo, su primera carrera de la temporada, y al poco ganó, por segunda vez, el Tour de Flándes. Éste invierno, pese a que al principio se las daba muy felices, la recurrente lesión de espalda le creó tanta incertidumbre con respecto a su rendimiento que casi nadie daba un euro por un nuevo título mundial ante Wout Van Aert, pero lo logró de la forma más inesperada, batiéndolo con un esprint de quitar el hipo. 

Ésta última semana en la que se ha disputado la Tirreno, ha quedado en evidencia que Van der Poel no presentaba su mejor versión, una situación que le hizo, además, de reconocer sus dudas, declarar que pese a que no hubiera renunciado ni por todo el dinero del mundo al Campeonato del Mundo de Hoogerheide (pueblo natal de su padre), el cyclo-cross no es la mejor preparación para estar a punto a principios de temporada. Sin presentar excusas, reconocía una evidencia que saltaba a la vista, pero una vez más, llegada la hora de la verdad su carácter de gran campeón le ha permitido ofrecer su mejor versión y superar por fuerza, táctica y estrategia a corredores que se encuentran mejor que él.