El Tour de Francia se encamina hacia París a una velocidad de vértigo dejando en la cuneta cadáveres (deportivos, se entiende) sin importar la procedencia ni la importancia de los mismos. Aquellos que se han encargado de engrandecer la carrera han sido abandonados a su suerte ante el más mínimo descuido.
Alejandro Valverde y Jon Izagirre fueron eliminados por exceso de velocidad en una curva maldita sin aviso ni protección para los accidentados, que fueron unos cuantos. Mark Cavendish, el esprinter con los mejores datos de la carrera, 30 victorias de etapa, a 4 del gran Eddy Merckx, con 34, paró en seco su progresión ante el codo del Campeón del Mundo Peter Sagan, que tuvo que bajar los brazos ante la descalificación de los jueces.
Y como si todas éstas desgracias no fueran suficientes Richie Porte, uno de los principales candidatos a la victoria, se rompió casi la crisma al atajar por donde no debía por algún fallo técnico o de apreciación inexplicable y no por la mala suerte, argumento socorrido en estos casos.
Pero el Tour de Francia jamás se detiene y engulle a sus propios hijos sin ninguna explicación. A Nairo Quintana le está pudiendo su propia tristeza y el peso del Giro de Italia que se irá incrementando en la misma proporción a su retraso en la clasificación. Si no se ha recuperado del castigo físico que recibió en Italia no lo hará durante el Tour de Francia, es imposible.
Alberto Contador ya es pasado, alimento con el que solo sobrevive la historia. En el Tour solo le queda mirar por el retrovisor y replantearse el futuro, que solo le puede ofrecer alguna victoria de etapa sacándose de la chistera ese ciclismo que sólo él es capaz de ofrecer. Tiene que morir matando.
El Tour ha cerrado el paso a los más débiles, pero sigue abierto para los más fuertes, que son Bardet, Aru, Dan Martin, sorprendentemente Urán, todavía Fulgsang y, como no, Chris Froome y el Sky. El británico no es el mismo que en el pasado, pero tampoco le es imprescindible para ganar este Tour. Sus adversarios no son superiores a él, ni lo serán porque es el que más fresco ha llegado y el único que podría tener alguna progresión. Y para apuros hay está, su equipo, el invencible Sky, y nada mejor que la llegada de la etapa más dura para explicarlo. En el grupo de cabeza llegó Froome; en el siguiente, con otros adversarios que aspiran a algo, Mikel Landa: en el siguiente grupito Mikel Nieve; y en el siguiente, en el de Contador, Sergio Luís Henao. Vamos, que el nivel de sus gregarios es idéntico al de sus oponentes. Es la tumba del ciclismo moderno, líderes en labores de gregario.
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