Cuando se produce una caída de la presión parcial de oxígeno (PO2) en el aire respirado, se produce un efecto quemorreflejo respiratorio al detectar los cuerpos carotideos el estado de hipoxia en la sangre arterial (hipoxemia). Los cuerpos carotideos son unas células quimiorreceptoras situadas en la bifurcación de las arterias carótidas (principal suministro de sangre al cerebro), y forman parte de un sistema fisiológico de control que contribuye a mantener la homeostasis orgánica.
Cuando estas células detectan el estímulo de la hipoxemia en la circulación arterial, provocan unas respuestas a nivel respiratorio (musculatura diafragmática e intercostal) y circulatorio que conducen a un incremento de la ventilación pulmonar y también a la activación de las neuronas preganglionares del sistema nervioso simpático (SNS). Esto último incrementa la actividad de las neuronas SNS postganglionares lo cual conduce a una liberación de catecolaminas (epinefrina, norepinefrina…) en la circulación desde la médula adrenal (tejido interno de la glándula adrenal).
La respuesta simpático-adrenal a la hipoxia incrementa el gasto cardíaco, e induce vasoconstricción en muchos tejidos, con la excepción de ciertos órganos sensitivos a la hipoxia como el cerebro y el corazón, que experimentan vasodilatación.
En síntesis, la respuesta fisiológica inmediata a la exposición a una menor concentración de O2 en el aire inspirado es, solicitar un mayor esfuerzo ventilatorio a la musculatura respiratoria y, un mayor esfuerzo cardíaco para aumentar la capacidad de transporte de O2 a zonas vitales.
Solo estos puntos comentados, sin hacer mención de otros no tratados en el presente artículo, ya nos aportan, a primera vista, un par de pistas de máximo interés para la promoción de la salud:
- La mera exposición a aire empobrecido en oxígeno (hipoxia) provoca un trabajo cardiovascular superior sin necesidad de implicar al sistema locomotor, lo cual puede ser una gran ventaja en tratamiento y rehabilitación de pacientes con poca o nula movilidad.
- El condicionamiento hipóxico puede ser de ayuda en neuroprotección y recuperación cerebral gracias a la vasodilatación cerebrovascular que se produce, existiendo evidencia científica que apoya esta innovadora terapia.
Fuente:
Storz, J. F., & Scott, G. R. (2019). Life Ascending: Mechanism and Process in Physiological Adaptation to High-Altitude Hypoxia. Annual Review of Ecology, Evolution, and Systematics, 50(1). doi:10.1146/annurev-ecolsys-110218-025014
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