Dormir en una cámara de hipoxia es uno de los métodos de entrenamiento en hipoxia intermitente mayormente usados para la mejora del rendimiento y la aclimatación a la altura.
Representa la opción más accesible, tanto económica como logística, de dormir en altitud (simulada) sin tener que desplazarse a la montaña. No es lo mismo que estar las 24h en altitud, pero tiene la ventaja de que no trastorna la rutina diaria del deportista y a su vez permite realizar los entrenamientos a nivel de mar a pleno potencial.
Dormir diariamente en altitud simulada, permite principalmente y entre otros aspectos, elevar el porcentaje de hematocrito debido a la hematopoyesis generada por la respuesta de aumento de eritropoyetina (EPO) que es estimulada a su vez por el factor inducible de la hipoxia (HIF) debido a la respiración sostenida en el tiempo (8-10h/diarias) en un ambiente hipóxico.
“El autor del presente artículo, Técnico de Deporte de Biolaster, ha tomado parte en un ciclo de hipoxia nocturna (7,5-8,5h diarias) con la cámara de hipoxia por un periodo de 10 semanas (4 abril-13 junio 2018) en los cuales ha logrado incrementar el porcentaje de hematocrito de un 44,7% a un 50,7%”.
Regulación de saturación de oxígeno en sangre
Esta estrategia a medio-largo plazo (mínimo 6-8 semanas) debe ser regulada con mucha precisión para no alterar en demasía el balance estímulo/estrés—recuperación/adaptación que una exposición a aire hipóxico puede provocar. Es importante comprender que la hipoxia actúa como un agente estresante añadido para la fisiología del deportista con lo cual es necesario ponderar adecuada e individualmente el grado de estímulo—recuperación para lograr unos resultados de adaptación positivos en el rendimiento.
Manejar este factor con controlada precisión es clave para no fatigar en exceso al atleta que debe afrontar diariamente altas cargas de entrenamiento y consecuente fatiga, y que no desea ver mermada su capacidad de realizar entrenamientos de alta calidad por una sobrecarga (hipóxica) añadida.
Por tanto se ha de buscar alcanzar un grado de estímulo suficiente para generar una adaptación fisiológica positiva sin que ésta cause una sobrefatiga excesiva al organismo.
El modo de regular el grado de exposición a la hipoxia es susceptible de ser mejor o peor controlado. Se puede regular “gruesamente” guiándose por la altitud simulada-grado de concentración de O2 ambiental objetivo, o se puede regular “finamente” observando cual es la respuesta individual a la altitud simulada en el propio organismo, según el valor de saturación de O2 en sangre y regulando consecuentemente la altitud simulada-grado de concentración O2 ambiental para alcanzar en sangre el grado de saturación O2 objetivo.
Saturación de oxígeno en sangre
El grado de saturación O2 en sangre objetivo puede variar según el propósito o circunstancias del interesado (rendimiento a nivel de mar, aclimatación, plazo de tiempo para realizar la adaptación, P.ej.).
En el caso de un atleta en activo que desee dormir en altitud sin perjudicar en exceso el descanso y recuperación, según fuentes, se recomendaría una saturación en sangre objetivo de 90/92—94%. Es interesante adaptar este grado objetivo teniendo en cuenta la coyuntural fatiga del organismo. Si un día se siente más fatigado de lo normal, se puede regular la altitud simulada un poco más baja de la altitud usual para facilitar la recuperación.
A nivel de mar, el grado normal de saturación O2 en sangre y en reposo es de 99% aproximadamente. A medida que ascendemos en altitud o altitud simulada, la concentración de oxígeno ambiental disminuye a la par que lo hace la presión atmosférica. A mayor altitud, menor concentración ambiental O2 y menor saturación O2 en sangre.
Evaluación de grado de saturación O2 nocturna
El modo más preciso de monitorizar y registrar valores de pulsioximetría nocturna es mediante el registro constante de valores nocturnos durante todo el periodo de descanso. Para tal fin se puede utilizar un pulsioxímetro de muñeca, tipo reloj, conectado a un dedil adhesivo que permite tomar lectura constante sin peligro de que el sensor se inhabilite por movimientos nocturnos involuntarios.
Dicho registro nocturno puede visualizarse y analizarse posteriormente con la ayuda del software específico PC (SPO2 Assistant), descargando la sesión en el ordenador para su posterior análisis y seguimiento.
Mediante este software se puede visualizar una gráfica continua de toda la sesión pulsioximétrica nocturna, observando posibles caídas irregulares (como las que suceden en patologías de apneas del sueño) y un dato clave como es la media de oximetría basal de toda la sesión. Atendiendo al valor aportado por esta medición (que debería situarse entre 90/92-94% Sat O2), regularemos la altitud simulada fijada para que el valor de Sat O2 sea el adecuado. Es decir, si por ejemplo hemos situado la altitud simulada-concentración de O2 en una altitud objetivo de 2.200m y la media de Sat O2 nocturna ha registrado un valor del 89%, sería conveniente disminuir dicha altitud simulada hasta alcanzar el rango de valores objetivos mencionados. Por el contrario, si durmiendo a la misma altitud obtuviéramos un valor SatO2 96%, deberíamos aumentar la altitud simulada hasta alcanzar valores adecuados.
En resumen, un deportista competidor que siga un plan de entrenamientos y competición bien medidos y planificados y que desee beneficiarse del entrenamiento hipóxico, debería controlar fina y precisamente el grado de hipoxia al que se expone para evitar sobrefatigarse y poder obtener el mejor resultado de una estrategia ampliamente extendida en el deporte de élite.
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