En los deportes de resistencia, la capacidad aeróbica es clave para determinar el rendimiento deportivo. Mejorar los factores que regulan el transporte y el uso del oxígeno en los músculos puede resultar en la diferencia que separa al vencedor del resto.
Atletas, preparadores y entrenadores buscan técnicas y estrategias que, complementando al entrenamiento convencional, permitan inducir adaptaciones musculares, cardiovasculares, respiratorias, sanguíneas, y endocrino-metabólicas que en conjunto optimicen sus capacidades y resultados.
Hipoxia – Altitud Simulada
Una de las estrategias más utilizadas para la preparación de deportistas son los altitude camp o concentraciones en altitud, es decir, exposiciones a hipoxia real o natural (hipoxia hipobárica). Este método es una suerte de exposición continua (live high-train high) en la que el deportista vive y entrena en altitud por un periodo recomendable de al menos 3 semanas en los cuales se integran fases de aclimatación, entrenamiento primario, recuperación y preparación para el retorno a nivel de mar.
La intensidad de entrenamientos y el rendimiento se ven afectados negativamente durante la estancia en altitud, es por eso que se pusieron de moda otras estrategias menos perturbadoras a nivel de organización, logística, transporte, cambio de hábitos del deportista y costo económico, con la ayuda de generadores de hipoxia portátiles que cada deportista puede disponer en su propio hogar.
Esto permite que se realicen exposiciones de hipoxia intermitente (IHT) y que se pueda emular el régimen de vivir alto (durmiendo en hipoxia (~9h/día), entrenar alto (ejercicio en hipoxia), así como realizar ascensos extremos intervalicos de corta duración (IHE).
Oxigenación
La aplicación de este tipo de estrategias conduce a cambios fisiológicos que ante la escasez de oxígeno disponible se hacen más eficientes en la captación, transporte y uso energético del O2. Por poner un ejemplo de alguno de estos cambios, observamos el aumento de glóbulos rojos que permite una mayor capacidad de creación de energía y de eliminación de residuos, lo que conduce a una mejora del rendimiento.
También el aumento y densidad de capilares, incremento de la densidad o de la actividad oxidativa mitocondrial, la sobreexpresión del factor inducible por la hipoxia (HIF-1α), o la capacidad de generar más potencia para un determinando CsO2max, o la capacidad de utilizar menos O2 para generar una potencia dada podría ser debida a la eficiencia mecánica y mitocondrial.
Fernández – Lazaro Et Al.
Recientemente publicado (2020) disponemos de un estudio realizado con atletas de elite (AE) expuestos a un programa de hipoxia intermitente en reposo (IHE) durante 4 semanas, a razón de 90 minutos diarios con un protocolo intervalico alternando 5 minutos FiO2 13-10%, y 5 minutos de recuperación en normoxia. Además residían en Soria (1.100m altitud).
Los AE realizaron 3 semanas de entrenamiento de alta intensidad y 1 semana de descarga.
Se hicieron test de rendimiento pre y post exposición hipóxica.
Según los resultados obtenidos, los autores comentan que la intervención estimuló parámetros hematológicos como la EPO, reticulocitos, hematocrito, hemoglobina y hematíes, demostrando una activación de eritropoyesis, lo que deriva en un incremento del rendimiento aeróbico y anaeróbico del deportista.
Fuente:
Artificial altitude training strategies: Is there a correlation between hematological parameters and physical performance?; Diego Fernández-Lázaro, Juan Mielgo Ayuso, Alberto Caballero García, Jorge Pascual Fernández, Alfredo Córdova Martínez; Arch Med Deporte 2020;37(1):35-42
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