Respuesta Individual a la Hipoxia
Esta página se publicó inicialmente en esta web en 2007 con ligeras modificaciones en los años siguientes. El contenido es original y propiedad de Biolaster® y lógicamente está basado también en diferentes artículos publicados en revistas científicas, referenciados en el texto.
Queda claro que la individualización del entrenamiento hipóxico es complicada, pero el primer problema parte de tener o no conciencia de que el entrenamiento hipóxico debe ser individualizado o por el contrario un entrenamiento hipóxico "tipo" es válido para todas las personas y todas las circunstancias.
Con el fin de aclarar estas circunstancias, nos hemos permitido el establecer comparaciones con aspectos del entrenamiento físico (en este momento mucho más desarrollado que el entrenamiento hipóxico) para comprender mejor las claves del entrenamiento hipóxico, y más concretamente la necesidad de individualizar las pautas del entrenamiento hipóxico cara a aumentar las probabilidades de obtener los resultados deseados con esta práctica.
En relación al entrenamiento físico
La respuesta a una carga física no es la misma en todas las personas, a pesar de ser sometidas al mismo estímulo. Por ejemplo 3 personas diferentes que realizan 5000 metros corriendo a pie en 23 minutos, pueden y posiblemente tienen una respuesta y una adaptación diferenciada a pesar de que realizan la misma carga física. Quizá suceda que:
- Una de ellas tiene un nivel de condición física y unas cualidades aeróbicas tan desarrolladas que los 5000 metros en 23 minutos no suponen ningún estímulo que dé lugar a cambios o adaptaciones positivas. El mantenimiento de este tipo de entrenamiento no traería consigo una mejora progresiva del rendimiento, que es el objetivo principal de una programación de entrenamiento en un deportista
- Otra de las personas presenta unas cualidades aeróbicas medias, y el hecho de realizar en 23 minutos 5000 metros supone un estímulo tal, que tras 3 días de recuperación da lugar a una mejora del rendimiento físico. Esta progresión de las cargas en volumen e intensidad daría lugar a una progresión satisfactoria del rendimiento deportivo.
- Una tercera persona tiene un nivel de entrenamiento físico bajo y sus cualidades aeróbicas son igualmente bajas. El hecho de tener que realizar 5000 metros en 23 minutos lo cumple a duras penas, y supone un estímulo claramente excesivo que provoca una fatiga intensa cuya recuperación precisa un tiempo excesivo. El mantenimiento de esta pauta de entrenamiento conduciría a un estado de fatiga crónica o sobreentrenamiento del deportista.
Este supuesto lo entiende prácticamente todo el mundo, y a ningún entrenador o preparador físico se le ocurre aconsejar la misma carga física (basada en el desarrollo de una potencia aeróbica uniforme o una intensidad de carrera fija) a todas las personas de un grupo en el que la condición física sea heterogénea.
Y por qué aplicamos la misma carga hipóxica en todas las personas??
En este momento nuestro conocimiento del entrenamiento hipóxico y sus repercusiones sobre el organismo humano es limitado. Sabemos que la hipoxia, ya sea hipoxia continua, hipoxia intermitente o ejercicio en hipoxia, da lugar a una serie de adaptaciones que nos interesa desarrollar como es la mejora del transporte de oxígeno (donde podemos incluir el aumento de la masa de hemoglobina que transporta el oxígeno a través de la sangre, pero también adquiere una gran importancia el aumento de los capilares sanguíneos que permite acercar más el oxígeno de la sangre a la célula convirtiendo en mucho más eficiente el transporte de oxígeno), dado que ese desarrollo traería consigo una mejora del rendimiento físico a través del aumento del Consumo Máximo de Oxígeno, del Umbral Anaeróbico, de la Economía de Carrera o Ejercicio,... pero también como consecuencia del estímulo hipóxico hay un aumento de la glucólisis anaeróbica, del transporte de glucosa, de la capacidad buffer,... Pero todavía no sabemos con exactitud el camino a seguir para llegar al destino deseado. No estamos en condiciones de garantizar que la realización de un entrenamiento hipóxico determinado nos vaya a permitir acceder al nivel previsto.
El avance de la ciencia en este sentido, se centra en el estudio genético para intentar saber cuál va a ser la respuesta individual al estímulo hipóxico. A través de estos estudios se espera que en un futuro próximo podamos prever los cambios fisiológicos que pueden producirse en una persona en la que el aporte de oxígeno a los tejidos se vea limitado o reducido, bien porque se encuentra en altitud, porque está respirando aire hipóxico, presenta una alteración cardiovascular o a nivel de vías respiratorias, o por cualquier otra razón. Y al igual que sucede con el entrenamiento tradicional, las repercusiones del entrenamiento hipóxico en forma de mejora o empeoramiento del rendimiento es una cuestión de dosis como dicen Navarrete y col en relación al uso terapéutico de la hipoxia: Therapeutic potential of intermittent hypoxia: a matter of dose
Hasta que se produzca tal avance de la ciencia, no hay duda alguna que tenemos parámetros de seguimiento fácilmente utilizables, que nos permiten mejorar la individualización de la carga hipóxica y con ello el entrenamiento hipóxico. Nos estamos refiriendo a la utilización de la saturación arterial de oxígeno como medida de intensidad del estímulo hipóxico. La posibilidad de utilizar pulsioxímetros fiables y de relativo bajo coste, deja sin argumentos a los que utilizan sólo la altitud simulada (exposición a una altitud simulada de 2500 metros, o de 2800 metros,...) o el grado de hipoxia (utilización de la concentración de O2, como por ejemplo al 15% o al 13%,...) en la regulación de la intensidad del estímulo hipóxico artificial.
Hipoxia Artificial y Saturación Arterial de Oxígeno
Volviendo al símil del entrenamiento físico actual, en caso de intentar desarrollar un tipo de entrenamiento genérico válido para cualquier persona de la que no conocemos ningún dato, en qué nos basaríamos a la hora de regular la intensidad del entrenamiento, en la velocidad de carrera o en la frecuencia cardíaca??
- Si nosotros queremos utilizar la velocidad de carrera o tiempo por kilómetro a la hora de establecer el programa de entrenamiento de un deportista del que no sabemos nada, tenemos un alto porcentaje de posibilidades de confundirnos.
- Si nosotros decidimos utilizar la frecuencia cardíaca como parámetro para regular la intensidad de entrenamiento, también nos vamos a confundir. Pero no hay duda alguna que el grado de confusión va a ser mucho menor que si utilizamos la velocidad de carrera como método de control de la intensidad de entrenamiento.
Cualquiera que pueda acceder a un pulsómetro va a utilizarlo con muchas más garantías de acierto que si se limita a la utilización genérica de tiempos de paso o de velocidades de carrera (recordad que estamos hablando de una persona de la que no tenemos conocimiento de sus características físicas y metabólicas).
Y cuando trasladamos este conocimiento al terreno del entrenamiento hipóxico??
La utilización del nivel de altitud o altitud simulada en el caso del entrenamiento hipóxico supone más o menos la utilización de tiempos de carrera en el entrenamiento de un atleta de resistencia.
Si nos decidimos a utilizar la saturación arterial del oxígeno para regular la intensidad del estímulo hipóxico, estamos utilizando un índice interno de la carga hipóxica, similar a la utilización de la frecuencia cardíaca en el corredor de fondo.
No hay duda alguna que estamos comparando dos tipos de entrenamiento diferentes, y en todo momento estamos hablando de que van dirigidos a deportistas "anónimos". Es decir, estamos comparando las pautas de entrenamiento de hipoxia de un deportista del que nos sabemos nada específicamente de su respuesta y adaptación a la hipoxia, con las pautas de entrenamiento físico de un deportista del que no conocemos datos concretos de tiempos finales en pruebas de referencia (que nos permitan estimar velocidades de carrera en diferentes ámbitos metabólicos) o pruebas en las que se haya valorado su potencial físico y/o adaptación metabólica al ejercicio.
Así pues, nosotros podemos establecer de inicio una intensidad baja de hipoxia basada en la altitud simulada (por ejemplo exposición a 1200 metros) y controlar la saturación arterial de oxigeno que nos va a aportar un feedback interesantísimo para ajustar la intensidad de la hipoxia de las siguientes sesiones, así como su progresividad.