Entrenamiento en Altitud
Principalmente desde la Olimpíada de México en la que se comprobó la tremenda influencia que sobre el rendimiento físico tenía la altitud, se produjo un gran desarrollo en el conocimiento del efecto fisiológico de la altitud y sobre sus repercusiones en el rendimiento deportivo. Así aquella Olimpíada quedó marcada por ejemplo por el récord en salto de longitud de Bob Beamon, cuya imagen reproducimos, así como por la mejora de las marcas en las pruebas de velocidad (pruebas de corte anaeróbico, sin relación con el oxígeno) como en 100 metros lisos, donde se bajó por primera vez de los 10 segundos, y el empeoramiento en las pruebas de fondo (pruebas de corte aeróbico, directamente relacionadas con el oxígeno y por tanto afectadas negativamente por la hipoxia de altitud). Todo ello junto con la diferencia de rendimiento en función del tipo de preparación realizada desde el punto de vista de la adaptación aguda o la aclimatación a la altitud, trajo consigo la realización de numerosos estudios de investigación que tenían por objetivo demostrar los posibles efectos beneficiosos del entrenamiento en altitud y las causas que lo producían.
Puede la estancia en altitud mejorar el rendimiento físico?
El hecho de que las personas que han nacido y viven en altitud presenten valores hematológicos significativamente más elevados que los valores de las personas residentes a nivel del mar, ha hecho pensar que con las estancias en altitud se puede obtener una ventaja significativa en los deportes de fondo, donde la capacidad de consumir oxígeno (consumo máximo de oxígeno) está directamente ligado al rendimiento. Si aumentamos los valores hematológicos, mejora el transporte de oxígeno y con ello el consumo máximo de oxígeno. Existe una cierta variabilidad en los resultados presentados por diferentes investigadores que han estudiado los valores hematológicos de poblaciones residentes a diferentes altitudes; por ejemplo en un estudio en el que se ha controlado a habitantes de una población situada a 4540 metros de altitud, el hematocrito medio ha sido del 58,7%, mientras que en otro estudio la media de hematocrito de una población situada a 4340 metros ha sido del 61,6%. A pesar de estas pequeñas divergencias y tomando datos de diferentes estudios publicados, hemos realizado el gráfico adjunto donde se relaciona el hematocrito con la altitud. Además existe una proporcionalidad entre altitud y aumento del hematocrito, hasta el punto de que en un estudio realizado por Weil y col, se llega a proponer una fórmula teórica para conocer el Hematocrito en función de la Altitud.
Además se observa que en un residente a nivel del mar que va a vivir a un lugar de altitud, sus valores hematológicos van aumentando en el curso del tiempo, pudiendo llegar a unos niveles similares a los que presenta la población originaria de esa altitud. Con todo ello se puede concluir que no es achacable, al menos en exclusiva, el aumento de los valores hematológicos debido al genotipo o material genético. Queda clara la influencia de la hipoxia en este aumento de la capacidad de transporte de oxígeno.
Los estudios iban dirigidos en 2 sentidos:
- El entrenamiento en altitud como forma de mejorar el rendimiento deportivo en competiciones realizadas en altitud.
- El entrenamiento en altitud como forma de mejorar el rendimiento deportivo en competiciones realizadas a nivel del mar.
Nadie pone en duda actualmente la importancia y el beneficio que trae consigo el entrenamiento en altitud como forma de aclimatación y mejora del rendimiento en competiciones realizadas en altitud. Se han establecido pautas más o menos concretas de cómo debe realizarse esta adaptación a la altitud en función del tipo de deporte y la altitud en la que se celebra la competición.
Sin embargo cuando nos referimos al entrenamiento en altitud para mejorar el rendimiento a nivel del mar, las investigaciones realizadas y datos publicados no son concluyentes en todos los aspectos y parece que hay que hilar más fino en los diferentes componentes involucrados en el rendimiento deportivo.
La altitud trae consigo una serie de cambios provocados por la disminución de la presión atmosférica, cambios en la temperatura, humedad... Cuando lo que nos preocupa es la relación entre la altitud y el rendimiento físico, debemos centrar nuestra atención en la disminución del contenido de oxigeno por volumen de aire, que viene provocado por la disminución de la presión atmosférica. La composición del aire (podríamos decir de forma muy simple que es un 21% de oxígeno, 78% de nitrógeno y el resto dióxido de carbono y gases nobles) no se modifica con la altitud, pero al variar la presión sí que se modifica la cantidad de aire que entra en un volumen determinado y por tanto también varía la cantidad de oxígeno. Es por ello que con la altitud disminuye la presión atmosférica y hablamos de hipoxia (reducción del contenido de oxígeno).
Es por tanto la hipoxia el factor determinante de los cambios que se producen en el organismo como consecuencia de la altitud, y ante esa hipoxia el organismo reacciona de forma aguda y crónica para adaptarse a la nueva situación. Estos cambios provocados por la hipoxia dan lugar a una mejora del rendimiento físico y por ello dentro del deporte de competición el estímulo hipóxico supone un elemento más a tener en cuenta en el complejo proceso de optimización del rendimiento.
Cuando comenzó a conocerse el beneficio añadido que sobre el rendimiento tenía la hipoxia, comenzaron a establecerse estancias en altitud como parte del programa precompetitivo de forma que fueron estableciéndose los parámetros más adecuados en ese sentido. Comenzó a hablarse de altitud diana (en el sentido de que era preciso una altitud mínima), de tiempo de exposición, de adaptación post-altitud,... A pesar del avance en el conocimiento de la adaptación a la altitud y de sus repercusiones, las variaciones individuales hacían muy difícil la posibilidad de estandarizar todas las variables intervinientes en el proceso.
Se produjo un cambio paulatino en el modo de plantearse la hipoxia como método de mejora del rendimiento físico, y ese cambio ha sido debido a:
- Variaciones individuales. El hecho de que la respuesta individual a la hipoxia sea diferente, dificulta la estandarización del proceso y genera dudas en cuanto a la altitud ideal, tiempo de estancia, vuelta a nivel del mar con mayor o menor antelación en relación a una competición,...
- Costo económico. El hecho de tener que realizar un stage en altitud, supone para la mayoría de los deportistas un cambio de habitat y un gasto económico derivado de los desplazamientos, estancia,..
- Modificaciones en el entrenamiento. En la mayor parte de las ocasiones el hecho de realizar una estancia en altitud trae consigo un cambio en las posibilidades de entrenamiento, debido a las características físicas del entorno, instalaciones,...
- Altitud de entrenamiento. Al comienzo de las estancias en altitud, tanto la estancia como el entrenamiento se realizaba en condiciones de hipoxia. Sin embargo la imposibilidad de mantener un alto estímulo de entrenamiento en esas condiciones imposibilitaba el mantenimiento y mejora del rendimiento físico. De ahí que se comenzara a proponer el Vivir en Altitud y Entrenar a Nivel del Mar, con las dificultades añadidas que entraña esta dinámica en cuanto a desplazamientos diarios,...
- Simulación de Hipoxia. El conseguir de una forma u otra reproducir el ambiente de altitud ha potenciado en gran medida el desarrollo de este modo de entrenamiento.