Integración Metabólica
Integración de los Sistemas Energéticos
Hemos visto diferentes modalidades de producción de energía que van a tener características diferenciales en cuanto a potencia, duración, sustratos,.. Cuando el músculo comienza a realizar un trabajo y aumentan sus necesidades de energía, es como si pusiera en marcha todos los sistemas que le aportan energía a la vez y va a tener una serie de características diferenciales en cuanto a:
- Tiempo de puesta en marcha. Si decíamos que el músculo pone en marcha todos los sistemas a funcionar, va a ser la energía proveniente del metabolismo Anaeróbico Aláctico la más rápida en dar rendimiento (prácticamente instantánea) y va a necesitar un poco más de tiempo el metabolismo Anaeróbico Láctico (en los primeros segundos ya da un rendimiento energético), mientras que el metabolismo Aeróbico es el que más inercia tiene y tarda más en dar un rendimiento energético adecuado.
- Potencia. La potencia es la cantidad de energía por unidad de tiempo, y en este caso la diferencia entre los diferentes sistemas de formación de energía es similar al que presentan en cuanto al tiempo de puesta en marcha. El Anaeróbico Aláctico es quien da la máxima energía por unidad de tiempo, algo menos de energía se produce mediante la vía Anaeróbica Láctica, y todavía menos cantidad de energía por unidad de tiempo va a poder producirse mediante el metabolismo aeróbico, con la particularidad de que existen diferencias en función del sustrato energético utilizado en este vía (más flujo con la utilización de la glucosa como sustrato, que el que nos da la utilización de las grasas).
- Duración. La duración de cada tipo de metabolismo es inversamente proporcional a la potencia que son capaces de desarrollar, siendo por tanto la duración más corta la del Metabolismo Anaeróbico Aláctico (unos segundos), la vía Anaeróbica Láctica va a permitir obtener energía durante 30 - 90 segundos, mientras que la vía Aeróbica es prácticamente inagotable.
Si estableciéramos una relación entre los diferentes tipos de metabolismo y la potencia, estaríamos teniendo en cuenta la capacidad de resíntesis de ATP por unidad de tiempo de cada metabolismo. En este sentido cabe señalar la gran potencia metabólica que es capaz de generar el metabolismo anaeróbico aláctico (utilización de Fosfocreatina), claramente por encima del resto de modalidades de formación de energía, siendo más del doble de la obtenida por el metabolismo anaeróbico láctico, y diez veces mayor que la obtenida por el metabolismo aeróbico, dentro del que existe una diferencia de energía entre la utilización de la glucosa o de grasa, tal y como hemos explicado con anterioridad.
Si en lugar de establecer una relación entre el tipo de metabolismo y la potencia que es capaz de desarrollar estableciéramos la relación entre el tipo de metabolismo y el tiempo, encontramos que el metabolismo anaeróbico aláctico tiene una puesta en marcha instantánea, al igual que en poco tiempo cae su capacidad de generar energía a niveles mínimos (por el agotamiento de la Fosfocreatina). El metabolismo anaeróbico láctico adquiere un nivel elevado en pocos segundos, para tras alcanzar su máximo nivel en torno a los 45-60 segundos, comenzar a decrecer. El metabolismo aeróbico precisa más tiempo que los anteriores para su puesta en marcha, lo que está en relación con un proceso más laborioso y con mayor inercia que los anteriores; por contra, es aquel que se mantiene durante todo el tiempo necesario, aunque su nivel en términos absolutos sea inferior, diferenciándose el aporte de energía que se produce en tanto se mantiene la utilización del glucógeno, con el aporte de energía también aeróbico que se produce mediante la utilización de las grasas.
El funcionamiento de los diversos sistemas anteriormente explicados no es autónomo, es decir, no es que comience uno y cuando ese termina comience el siguiente, sino que todos funcionan a la vez, lo que pasa es que la aportación de cada uno en la realización de un ejercicio es diferente y va a estar marcado básicamente por la intensidad del ejercicio. Si nosotros realizáramos un ejercicio de máxima intensidad, como puede suponerse en una competición, la contribución de las diferentes vías energéticas se realizaría en función de la duración del ejercicio, tal y como se muestra en el gráfico siguiente; en él comprobamos que para realizar un esfuerzo máximo de 10 segundos, no va a ser en exclusiva el metabolismo anaeróbico aláctico quien aporte energía, sino que también hay una contribución del metabolismo anaeróbico láctico aunque sea mucho menor. Si alargamos el tiempo de una competición a 1 minuto, vemos que hay un cambio en la proporción de los diferentes tipos de metabolismo, disminuyendo la preponderancia del metabolismo anaeróbico aláctico según va aumentando el tiempo de la prueba. A partir de los 2-3 minutos de prueba, vemos cómo va adquiriendo una importancia creciente el metabolismo aeróbico. Aparte de que el análisis del gráfico pueda aportarnos conocimientos teóricos, debemos ser conscientes que estos resultados deben tener una incidencia directa en la programación del entrenamiento; no va a ser lo mismo entrenar una característica u otra y por otra parte debemos tener clara la importancia relativa de la participación de cada tipo de metabolismo en el rendimiento físico de una prueba concreta que estamos preparando.
No siempre la práctica deportiva tiene una constancia en tiempo o en intensidad a lo largo de la propia prueba, con lo que se complica el conocimiento de la importancia relativa de los diferentes tipos de metabolismo. Por ejemplo, en un partido de fútbol con una duración de 45 minutos sin interrupción (uno de los tiempos), cabría pensar que el metabolismo preponderante y casi exclusivo sea el aeróbico, pero el hecho de que no haya una intensidad máxima y mantenida a lo largo de los citados 45 minutos, sino que vayan alternándose períodos de intensidad claramente diferenciada, incluso habiendo períodos de recuperación pasiva o inactividad, dejan fuera de lugar el planteamiento y las conclusiones que pudiéramos sacar del gráfico anterior. En este caso, al igual que en cualquier otro ejercicio prolongado que se realice a diferentes intensidades, que es lo que sucede en los deportes que algunos denominan de tipo interválico, la utilización de una vía de producción de energía u otra, estaría en función de la intensidad del momento y no de la duración en tiempo del ejercicio.
Por tanto, puede suceder que un ejercicio comience siendo aeróbico, para pasar al cabo de 30 minutos a ser anaeróbico, como podría ser un período de calentamiento (en general aeróbico), tras lo que hacemos un ejercicio de mucha intensidad y esa intensidad requerida no puede ser obtenida por el metabolismo aeróbico con lo que hay que echar mano
del metabolismo anaeróbico para poder satisfacer la demanda de energía; esto puede ir sucedido de un período de baja intensidad para pasar nuevamente a una acción de máxima intensidad y duración limitada,....
La utilización de un tipo de metabolismo u otro en la formación de energía podría ir asociada a una escalera en la que los primeros escalones requieren un menor flujo de energía y según vamos aumentando la altura el requerimiento de energía va aumentando igualmente; sin embargo, no hay problemas para ir modificando la posición tanto hacia arriba como hacia abajo, siempre y cuando se cumplan una serie de condiciones como el tiempo mantenido a una intensidad elevada, así como el tiempo de recuperación en un nivel de intensidad más bajo,.... Aunque en el caso de una escalera existe una clara diferenciación entre los diferentes escalones, no podemos pensar de la misma manera en el caso de los diferentes sistemas de formación de energía musculares que forman un todo contínuo que va modificándose de manera progresiva y no a saltos, con lo que más que de escalera debiéramos hablar de rampa.
Visto que la modalidad de formación de energía muscular va modificándose junto con la intensidad de trabajo, podemos pensar que cuando nosotros paseamos, esa energía puede ser producida por el metabolismo aeróbico y dentro del metabolismo aeróbico por la combustión de las grasas, con lo que va a ser casi el único sistema que se pone en juego; el músculo no necesita echar mano de otro tipo de formación de energía más costoso, en tanto la combustión de las grasas generen suficiente energía como para realizar el ejercicio deseado. Si en vez de pasear comenzamos a realizar un jogging suave, necesitamos más energía, pero la energía necesaria seguirá obteniéndose por la vía aeróbica, aunque en este caso la combustión de las grasas no nos va a dar suficiente energía, por lo que va a ser necesario utilizar también la glucosa como sustrato energético, con lo que la obtención de energía no es pura sino que es una especie de mezcla de diferentes sustratos; si vamos aumentando la velocidad de carrera va a llegar un momento en que la energía va a obtenerse por la vía aeróbica, pero utilizando glucosa de manera casi exclusiva.
Si aumentamos más la velocidad, el metabolismo aeróbico por sí sólo no puede generar toda la energía necesaria y el músculo comenzará a utilizar energía procedente del sistema anaeróbico láctico y con ello comenzará a producirse Acido Láctico, aunque si no se produce mucho, hay sistemas de eliminación que van a hacer que no se acumule y que pueda mantenerse esa velocidad durante mucho tiempo. Aumentando más todavía la velocidad, se llega a un punto en el que la intervención del sistema anaeróbico en la producción de energía es muy importante y comienza a acumularse el ácido láctico; si mantenemos esta velocidad durante cierto tiempo, va a llegar el momento de que el ácido láctico bloquee el sistema y haya que reducir de manera importante la velocidad si queremos continuar. Cabría todavía la posibilidad de realizar un sprint para finalizar el ejercicio, con lo que el músculo utilizaría las reservas de Fosfocreatina (si no las ha utilizado) para obtener una gran cantidad de energía a través del metabolismo anaeróbico aláctico. Todo este proceso es el que queda reflejado en el gráfico anterior, donde vemos la contribución de los diferentes sistemas metabólicos en la producción de energía, según la intensidad puntual del ejercicio.