Patologia de Rotula
Recibimos una consulta sobre la repercusión de los ejercicios en "estocada" sobre la rodilla. Consultadas algunas fuentes, por fin nos enteramos de en qué consiste ese tipo de ejercicios, muy comunes al parecer en las actividades habituales de un gimnasio.
Los ejercicios con flexión de rodillas, aunque ya vemos que en el caso de las "estocadas" aconsejan no sobrepasar los 90º, pueden ser causa de lesiones en el aparato extensor, más concretamente en el cartílago fémoro-patelar. La patología de rótula se deriva de un roce o una presión excesiva de la rótula contra la superficie de apoyo en el fémur. La rótula presenta dos carillas articulares, interna y externa, con una quilla que se debe articular perfectamente con la oquedad de la trócela femoral. Puede que no coapten bien, que no se produzca un perfecto deslizamiento por alguno de estos motivos:
- Anomalías anatómicas:
rótula alta o baja
rótula parva (pequeña) que no encaja, no se asienta, porque al ser tan peqeña no es retenida en la tróclea y se mueve excesivamente
rótula magna, el caso contrario
displasia trócleo femoral. Las superficies de contacto no están bien formadas y no se encajan
mala alineación de ejes. Es más frecuente en chicas con un genu valgo que provoca una tracción externa, valguizada, del tendón rotuliano y saca la rótula de su posición. Suele estar en el contexto de una laxitud, con genu valgo y puede que pies planos. En el genu varo (rodillas del vaquero o en paréntesis) la tracción del tendón es hacia adentro y suele acompañarse de talo varo y, con frecuencia, pies cavos
- Sobrecarga articular por:
hipersolicitación, exceso de ejercicios o exceso en la intensidad de los mismos en situaciones comprometidas como la flexión (sentadillas, andar en cuclillas, kilómetros de pedaleo acumulados, etc)
mal gesto técnico en la realización de algunos ejercicios, como tener el sillín bajo en el caso del ciclismo o bajar cuestas o escaleras "despacio" (lo mejor es al trote para evitar una excesiva flexión)
- Descompensación muscular
Ten en cuenta que la rótula tiene aproximadamente cuatro centímetros de superficie articular y está calculado que cada uno de ellos soporta una presión de 100 kgrs en condiciones de flexión a 90º al bajar escalones. Una fuerza de 400 kgrs. provocaría la fractura del hueso. Si no ocurre es porque la presión ejercida se atenúa con la contrafuerza de la musculatura antagonista, los isquiotibiales. Para un correcto funcionamiento articular necesitamos tener una musculatura agonista-antagonista muy bien compensada y evitar la sobrecarga manteniendo una flexión por debajo de los 90º, lo que se consigue si bajamos las escaleras al trotecillo o si mantenemos una cierta altura del sillín de la bicicleta.
En los ejercicios de "estocada" advertimos que cuidan mucho que la
rodilla no adelante los dedos de los pies o, lo que es lo mismo, no supere
los 90º de flexión. Es una medida correcta para evitar la presión máxima.
De todas formas, en casos concretos de personas especialmente expuestas a
este tipo de dolencias habría que evitarlos. Ocurre algo parecido con los
ciclistas, que cuando aconsejamos levantar el sillín nos responden que su
medida es perfecta, que se la ha ajustado un especialista en mediciones.
Eso está bien para una población estándar pero cuando nos encontramos con
el problema, con la condropatía de rótula, tenemos que violar la norma y
levantar la altura más allá de lo establecido como correcto para la
mayoría. De la misma manera, un futbolista que necesite ejercitarse en
gimnasio es posible que tenga que renunciar a las sentadillas que realizan
el resto de sus compañeros de equipo porque tenga una hiperlordosis
lumbar, una espondilolisis o cualquier otro problema que pueda agravarse.
Cuando se presenta el problema cartilaginoso de la rótula, la solución es muy difícil. Hay que procurar el "cese de hostilidades", liberarla del gesto mal realizado o corregir la anomalía anatómica, con un largo período de reposo que no siempre es posible en el caso del deporte de competición. Para actuar sobre el cartílago existen actualmente algunos tratamientos, como el sulfato de glucosamina oral, las inyecciones intraarticulares de ozono y de ácido hialurónico. Las intervenciones quirúrgicas deben reducirse a casos muy concretos. La tendencia actual trata de evitar las intervenciones y reducirlas a casos con desprendimiento de cartílago o a graves desviaciones axiales. Históricamente se han intentado muchas técnicas desde las menos agresivas como una liberación del alerón rotuliano externo hasta realineaciones del tendón rotuliano en la tibia. No siempre han dado buenos resultados. Algunos casos no muy graves de inicio han podido terminar en auténticas catástrofes. Por eso, el gesto quirúrgico se debe medir muy bien y reservarlo a casos de clarísima indicación.