Tratamiento
REHABILITACIÓN
El tratamiento rehabilitador del hombro debe ser dirigido por auténticos especialistas para no producir un efecto contrario al deseado. En ocasiones, una exigencia exagerada en los ejercicios de rehabilitación puede provocar dolor intenso e incluso ser causa del fracaso de una intervención previa por rotura de la sutura practicada. Los ejercicios deben ser muy controlados y progresivos. Sólo el terapeuta experimentado decidirá si se deben realizar ejercicios pasivos forzados para vencer una retracción capsular o un hombro congelado.
Sin embargo, el trabajo supervisado en un centro de rehabilitación no es suficiente en muchos casos. Hay que trabajar la recuperación de la movilidad mucho más tiempo del que es operativamente posible bajo la supervisión del terapeuta. Por eso es tan importante contar con medios de rehabilitación complementarios que el paciente pueda realizar en su casa, de baja dificultad y escaso o nulo riesgo pero que mantengan el resultado obtenido en el centro rehabilitador.
Los ejercicios recomendados, con o sin la ayuda de aparatos, se pueden aplicar en varias circunstancias: recuperación de lesiones recientes (esguinces, luxaciones o fracturas), limitaciones de la movilidad (espontáneas, después de una inmovilización o postraumáticas) y en períodos de recuperación postoperatoria.
Ejercicios básicos para recuperar la movilidad
1. Péndulo. Con el tronco ligeramente flexionado y el brazo colgando, dejarlo moverse en círculos cada vez más amplios. Se puede hacer primero en un sentido y después en el contrario.
2. Apoyar las puntas de los dedos en una pared y ascender por la misma con el brazo extendido, acercándose a medida que la distancia entre el cuerpo y la pared sea menor.
3. Entrelazar las dos manos y, ayudándose con la del hombro sano, levantar la otra hasta donde sea posible. Hay que conseguir llevar los brazos extendidos por encima de la cabeza y doblar los codos para llevar las manos por detrás de la nuca.
4. Abducción del brazo. Se coloca la palma de la mano mirando hacia delante y se levanta el brazo en dirección perpendicular al eje corporal, separándolo hasta llegar primero a la horizontal y después hasta donde sea posible. El objetivo final es levantar el brazo totalmente y luego llevar la mano a la parte posterior de la nuca.
5. Llevar una mano por detrás de la espalda hasta la escápula del lado contrario. En muchos casos, especialmente en personas de edad con disminución de su elasticidad, no es posible completar este ejercicio, incluso sin patología previa de hombro.
Estos ejercicios pueden completarse con la ayuda de algunos aparatos muy sencillos como, por ejemplo, una polea que, atrapada en la parte superior de una puerta y dotada de un cordel deslizante, permita levantar el brazo lesionado con la tracción del brazo sano.
Fisioterapia
El terapeuta puede completar la movilización articular con ejercicios pasivos que fuercen el arco logrado. No sólo debe ser un especialista cualificado sino experimentado en lesiones de hombro. Hay que tener en cuenta que las intervenciones que conllevan sutura en el hombro pueden fracasar si se deshace la sutura por movimientos bruscos o extemporáneos.
Electromedicina
El trabajo del fisioterapeuta puede ser completado con el uso de diversos aparatos de electromedicina. Podemos mencionar como un avance incorporado hace algunos años el uso de las ondas de choque en el tratamiento de las tendinitis del manguito rotador, con efectos más palpables en las tendinitis calcificadas. Tienen el inconveniente del precio, algo elevado, y de que muy pocas aseguradoras se hacen cargo de su coste.
INFILTRACIONES
El concepto clásico de la periartritis escápulo-humeral hace muchos años que fue superado con el estudio exhaustivo de la patología traumática de hombro y de los tratamientos específicos para cada dolencia. Hubo, sin embargo, un tiempo en que cualquier tipo de dolor de hombro se trataba con infiltraciones muy poco dirigidas, aplicadas de forma un tanto indiscriminada.
Ahora podemos indicar la infiltración de forma mucho más selectiva, sobre la zona concreta que requiere nuestra atención, con un diagnóstico preciso y utilizando las vías que ha facilitado la artroscopia con el diseño de diversos portales de abordaje.
La infiltración clásica, un corticoide asociado a un anestésico local, requiere un esfuerzo de persuasión del médico para convencer a una mayoría de pacientes que acuden prevenidos a las consultas contra esa forma indigna de tratarles que el carnicero o su cuñada les han asegurado es totalmente perjudicial para la salud. Es frecuente que pregunten si el pinchazo es para curar, como si el único propósito del médico fuera aplicar un remedio momentáneo para quitarse al paciente de en medio? hasta la próxima infiltración.
Un argumento incontestable es que las infiltraciones pueden evitar la intervención quirúrgica y que los posibles efectos secundarios de la primera son muy inferiores a los de la segunda. Lo cierto es que este tratamiento se ha demostrado muy eficaz aplicado, como siempre, cuando la indicación lo aconseja.
Actualmente disponemos de la alternativa con ozono a la medicación tradicional. Aunque la ozonoterpia se está demostrando muy útil en diversos campos de la Medicina y, más concretamente, de la patología del aparato locomotor, no disponemos todavía de datos que nos confirmen ventajas terapéuticas respecto a los corticoides.
LA INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA
El debate sobre la conveniencia de las técnicas artroscópicas en oposición a las de cirugía abierta convencional va perdiendo virulencia. Cada vez se discute menos y se aceptan más las indicaciones artroscópicas para la reparación de todo tipo de lesiones en la región del hombro. Las batallas ganadas en otras articulaciones, especialmente en la rodilla, han dado paso a una nueva discusión en torno al hombro con los mismos argumentos de siempre que, en esencia, repiten el viejo alegato de que es más fácil ver una habitación con la puerta abierta que a través de la cerradura. Cae de su peso que es mucho mejor abrir un pequeño orificio en la pared de la habitación que un gran boquete? y mucho más si hablamos de tejidos humanos y no de ladrillos.
Lo que resulta innegable es que la técnica artroscópica es difícil, requiere un dilatado período de aprendizaje y no debe ser utilizada por un cirujano sin el suficiente entrenamiento. También es cierto que hemos progresado mucho y que los resultados actuales son mucho mejores que los obtenidos hace una década. Y que ningún procedimiento es desdeñable; por las características de cada paciente y cada caso, puede ser necesario recurrir a técnicas diversas, sean abiertas o cerradas.
En la descripción de la patología de hombro hemos mencionado algunos de los procedimientos quirúgicos. Los más habituales son.